Sindicatos de Policía piden a Rajoy y Zoido que actúen ante el acoso en Cataluña o dimitan
Los sindicatos policiales han remitido una circular en la que instan al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y al ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, a actuar ya para evitar el acoso que agentes de las fuerzas de seguridad del Estado están sufriendo en Cataluña, y si no lo hacen, deben dimitir.
Tras asistir durante 48 horas «a una auténtica caza al policía, con señalamientos, acoso, persecución y ataques físicos y verbales a quienes nos dedicamos a hacer cumplir la legalidad y el orden constitucional, los límites de la paciencia con este Gobierno se han terminado», avisan los sindicatos SUP, CEP, UFP, SPP y ASP.
Según ellos, Rajoy y Zoido han enviado a miles de policías nacionales y guardias civiles a asumir una misión que «nadie más ha querido ejercer en primera línea: defender el Estado de Derecho», pero una vez allí, «les han dejado solos».
A juicio de los sindicatos, ambos dirigentes «se han puesto de perfil y con su vil escaqueo, con su maldito cálculo político, están abandonando a su suerte al único baluarte que protege a España frente a la quiebra de la Carta Magna».
Contra el Poder Judicial
Contra el Poder Judicial también dirigen sus críticas los cinco sindicatos policiales. «Exigimos protección del Estado real», y se preguntan: «¿Dónde está la Fiscalía General del Estado?, ¿dónde la Abogacía?, ¿dónde el Ministerio de Justicia?, ¿dónde los Delegados del Gobierno y Subdelegados?, ¿dónde está el ministro de Fomento para imponer orden en los puertos de Cataluña?, ¿en qué lugar se esconde el director general de la Policía?».
«Basta ya de escaqueos», continúan, «de fiestas del Día de la Policía, de palmadas en el hombro, de discursos, de tuits de peloteo, de ruedas de prensa, de servirse de lo público y no servir a lo público, de gastar 40.000 euros anuales por mossos y no equiparar nuestros sueldos». «Demuestren que esta es la Policía Nacional, junto con la Guardia Civil, que defiende a España», finalizan, recordándoles el riesgo de que «no se sientan representandos» por los dirigentes políticos.