Sánchez presionó a los líderes de la UE en Granada para que acepten el catalán como oficial
El pasado 19 de septiembre los Veintisiete decidieron aplazar la decisión al no considerar urgente la petición de Sánchez
Pedro Sánchez se comprometió con Junts a que las instituciones europeas reconocerían oficialmente el uso del catalán
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El Consejo Europeo extraordinario de Granada, celebrado el pasado viernes, fue el primer encuentro de Pedro Sánchez con sus homólogos comunitarios tras las elecciones del 23 de julio: el primer contacto después de prometer Sánchez a Carles Puigdemont que el catalán sería oficial en la UE de forma inmediata. Por eso, explican fuentes cercanas al presidente en funciones, aprovechó la cita para «convencer» a algunos países escépticos de que faciliten la modificación del reglamento el próximo 24 de octubre. Implicándose «a fondo» en la cuestión. «La cosa va bien encaminada», aseguran en Moncloa. Todo apunta a que en el segundo intento llegará la luz verde.
Y es que para Sánchez es crucial que la próxima reunión del Consejo de Europa, prevista para el día 24, autorice la modificación del reglamento para que el catalán sea considerada una lengua oficial en el seno de la UE. Cumpliendo así con Puigdemont. Junts per Catalunya, el partido del prófugo en Bélgica, apoyó la elección de Francina Armengol como presidenta del Congreso a cambio del compromiso del Gobierno a luchar por la oficialización del catalán en la Unión Europea.
Aunque el ex president de la Generalitat le agradeció públicamente a Sánchez y al ministro José Manuel Albares su implicación en el asunto cuando los Veintisiete decidieron aplazar la decisión hace un mes, los separatistas quieren que la UE reconozca el catalán ahora. Argumentan que «es la mejor oportunidad que tenemos». Con aquello de hacer de la necesidad virtud, el catalán nunca había tan lejos en aras de su reconocimiento.
Suecia fue el primer país en alzar su voz y en impedir que el reglamento se aprobase en la reunión del pasado 19 de septiembre, como esperaban todas las partes, aunque se dejó la puerta abierta a estudiarlo. El Gobierno sueco quería estudiar «más a fondo cuáles son las consecuencias jurídicas y financieras de la propuesta». A lo segundo, Moncloa respondió ofreciéndose a sufragar el coste.
Finlandia también advirtió de que el uso del catalán, el euskera y el gallego en la UE puede ralentizar la toma de decisiones en el ámbito comunitario y retrasar la entrada en vigor de futuras normativas. Bélgica, Países Bajos o Francia también expresaron sus reticencias, lo que obligó a posponer el debate y la decisión.
24 de octubre, día clave
La próxima fecha clave es el 24 de octubre, dos días antes del Consejo Europeo ordinario al que acudirá Sánchez con el resto de líderes europeos, en la misma ciudad: Bruselas. Albares volverá a defender la petición del Gobierno ante los Veintisiete «con la seguridad de que va a salir adelante». En Moncloa hay cierta esperanza en que ese día Sánchez sí pueda cumplir con sus socios. Esa votación coincidirá con la recta final de las negociaciones para la investidura del secretario general del PSOE.
Por ese mismo motivo, el propio presidente en funciones «se ha implicado a fondo». Consciente de que lo que ocurra ese día tendrá mucho que ver con lo que ocurra en el devenir de las negociaciones de cara a lograr los apoyos necesarios para ser reelegido. Los siete votos de Junts, con quien adquirió el compromiso de que el catalán fuera oficial en la UE, son imprescindibles para su elección.