Sánchez presenta a la cúpula del Ibex su ofensiva antiPodemos: «Hay que volver al bipartidismo»

Pedro Sánchez Ibex
Sánchez presenta a la cúpula del Ibex su ofensiva antiPodemos: "Hay que volver al bipartidismo"
Carlos Cuesta

Pedro Sánchez ha vuelto a contactar con el Ibex 35, es decir, con las mayores empresas españolas. El mensaje no ha sido eminentemente económico, sino político. Y la lectura obtenida por las grandes empresas ha sido doble. En primer lugar, una obvia: se les ha remarcado a las grandes sociedades españolas que son el espejo económico y que el Gobierno quiere -por no decir exige- «lealtad» para inyectar optimismo y frenar la debacle económica.

Pero el segundo de los mensajes ha sido el más llamativo, precisamente, porque no tiene contenido empresarial, sino político: que es necesaria «la vuelta al bipartidismo» y que si el PSOE no pacta con el PP es “porque Casado se ha radicalizado”. Dicho de otra manera, que el único partido que deben tener en cuenta las empresas es el PSOE; que la única formación a la que deben considerar como interlocutor en el Gobierno es al PSOE; y que el único partido con el que les interesa mantener complicidad en la izquierda es con el Partido Socialista. Ha empezado la guerra fría contra Podemos.

El mensaje se acompaña de un ataque condicionado al PP. «El PP está radicalizado por su rivalidad con Vox». O, lo que es lo mismo, que se podrían realizar pactos con el PP, eso sí, en el momento «en el que Casado se centre». La lección pretende, de ese modo, dar una imagen de Pedro Sánchez moderada y alejada de Pablo Iglesias y, a su vez, trasladar la presión hacia el PP: si el problema es la supuesta radicalidad de Pablo Casado, las empresas que busquen una mayor estabilidad deberán presionar al PP para que pacte con el PSOE. Todo ello, justo ahora que Iglesias ha abandonado el Gobierno y lanza el discurso antisistema por su cuenta. Eso sí, sin dejar de sostener a Sánchez, y el presidente sin dejar de apoyarse en Podemos, ERC y Bildu.

Ataque cruzado a Podemos

Pese a todo ello, el mensaje ha sido interpretado por algunas de las empresas como todo un canto antiPodemos. Y es que la llamada al «bipartidismo» por el gran partido de la izquierda sólo puede tener una interpretación: que la guerra fría y el ataque cruzado a Podemos ha comenzado.

Las empresas no necesitan grandes impulsos para entender un mensaje de este estilo. Y, es que, hay que recordar que Iglesias ha reclamado incluso nacionalizaciones de compañías de los sectores estratégicos. De hecho, Moncloa ha sabido unir -de forma parcial- esa exigencia con la situación de crisis actual para empezar a plantear a las grandes cotizadas españolas una vía de protección frente a posibles opas extranjeras: la entrada del Estado en el capital de las empresas del Ibex por medio de la compra de participaciones cercanas al 5%. Y, en esa tesitura, más vale llevarse bien con el nuevo ente rescatador.

El presidente del Gobierno es plenamente consciente de la situación de vulnerabilidad de las empresas españolas ante el deterioro de la economía y la caída de sus cotizaciones. Sabe que algunos de los gigantes nacionales se han situado en posición de ser opables por grandes compañías de otros países. Y se ha comprometido ya ante los principales directivos españoles a intentar parar el golpe.

Pedro Sánchez y algunos de sus principales responsables económicos han mantenido, por ello, reuniones periódicas con responsables de sociedades del Ibex 35 para asegurar que defenderán a las empresas que puedan recibir estos ataques procedentes de compañías extranjeras que deseen entrar en el mercado español por medio de la compra de los gigantes españoles.

Uno de los foros en los que se abordó este asunto fue el encuentro del pasado mes de octubre celebrado entre Pedro Sánchez y los grandes directivos de las Ibex españolas.
 Muchos de los ejecutivos allí presentes alertaron de la llegada de noticias sobre opas en preparación. Opas en ciernes sobre las mayores empresas españolas y algunas de ellas procedentes del entorno europeo.

Pedro Sánchez recordó ya en ese foro su compromiso de evitar los ataques por medio de la ley de opas que prepara. El problema es que esa norma se centra sólo en los ataques que reciban las empresas españolas desde compañías ubicadas fuera del ámbito comunitario.

Pero esas conversaciones han ido a más. Y el problema de las opas comunitarias ha saltado a la palestra.

Sectores como el bancario -inmerso en todo un proceso de concentración nacional para evitar debilidades o compras no deseadas-, el energético, o el de telecomunicaciones, se han visto ya sacudidos por los intereses de compañías cotizadas europeas deseosas de aprovechar las bajas cotizaciones bursátiles para comprar. Y frente a esas opas no existiría escudo legal admisible en el entorno legal europeo.

Por eso, Sánchez busca ahora algo más que un apoyo unilateral: busca una complicidad. Y sólo con ellos, nunca con Podemos.

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