Sánchez ofrece a Podemos blindar la renta mínima en la Constitución pese a las advertencias de la UE

Pedro Sánchez abrazando a Pablo Iglesias en el Congreso. (Foto: EFE)
Pedro Sánchez abrazando a Pablo Iglesias en el Congreso. (Foto: EFE)
Carlos Cuesta

El PSOE ha ofrecido a Podemos regular un ingreso mínimo vital en la próxima reforma de la Constitución. La medida supondría generar una renta obligatoria mínima con cargo a los Presupuestos del Estado que se pagaría a las personas con menores ingresos. Se financiaría con los impuestos del resto y, al quedar regulada de forma constitucional, se convertiría en una medida de muy difícil corrección por los futuros partidos que pasen por La Moncloa. Socialistas y podemitas, además, negocian esta reforma mientras el comisario europeo Moscovici acaba de visitar España justo para la contrario: para advertir de que los tiempos económicos empeoran y de que, por lo tanto, debería tenerse cuidado con el gasto.

La medida supone, según el plan de los socialistas, “reconocer como derechos fundamentales los derechos a la protección de la salud y a la protección por la Seguridad Social ante situaciones de necesidad previstas en la Ley, incluyendo el reconocimiento del derecho a una renta o ingreso mínimo vital ante situaciones de carencia efectiva para el mantenimiento de una vida digna”.

Y el PSOE ya tiene incluso cualificado cuál sería el coste de esta renta mínima: 6.500 millones destinados a los ciudadanos de menores ingresos. Todo un regalo a Podemos, con quienes han hablado de esta medida, y quienes, por su cuenta, ya habían pedido la implantación de un ingreso mínimo vital para los ciudadanos de menores ingresos.

Los datos base de la propuesta son los siguientes. El objetivo es beneficiar a 2,1 millones de personas: los de menores rentas. El pago medio para ellos sería de 3.100 euros por persona. Los pagadores de ese esfuerzo serían obviamente el resto de contribuyentes: los mismos que ya soportan unas de las cotizaciones sociales más altas de toda Europa y toda la OCDE y los mismos para los que se plantea un tipo máximo del IRPF del 49% -según el objetivo que baraja el PSOE-.

El nombre oficial con el que han bautizado los socialistas a este mínimo es el de “Impuesto Negativo sobre la Renta”. Y “en la medida en que existan posibilidades presupuestarias la aplicaremos: un Impuesto Negativo sobre la Renta permitiría entregar, de manera incondicionada, una renta de subsistencia a todos los declarantes que se sitúan entre el 10% más pobre”, aclara el documento fiscal de los socialistas.

Los beneficiarios serán “todos aquellos declarantes que tengan una renta bruta inferior a 5.300 euros (40% de la renta mediana)”. Y todos ellos “percibirán un complemento de renta que garantice que su renta llega hasta los 5.300 euros, cifra que se vería incrementada en función de las cargas familiares del contribuyente”, tal y como señala el documento base de la política fiscal del PSOE elaborado por Manuel Escudero.

De esta medida se beneficiarán “2,1 millones de personas y percibirán una transferencia de renta media a su favor por parte del Estado de 3.100 euros”, concluye el documento. Eso sí, teniendo en cuenta que el pago crecería en el futuro. Según los planes socialistas, debería crecer a lo largo del tiempo porque “se trata de un primer paso relevante en la lucha contra la pobreza y en el reconocimiento de un nuevo derecho ciudadano, que debería ampliarse progresivamente”.

Y teniendo en cuenta que el plan es blindarlo constitucionalmente, efectivamente, podría aguantar y crecer. En pagos. Y, por supuesto, en gastos.

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