Sánchez no cederá en su negociación con Iglesias: o se pliega a sus condiciones o elecciones el 10-N

Pablo Iglesias
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en un encuentro reciente.
Carlos Cuesta

Sectores del PSOE defienden una vuelta a las negociaciones con Podemos. Pero Pedro Sánchez no está por la labor. Moncloa no quiere suavizar su postura de aquí a septiembre y exigirá un respaldo sin cesión de ministerios a Podemos como vía para apuntalar la formación de un Gobierno de izquierdas. Y, en caso de que sea frontal el rechazo de Podemos a investir a Sánchez sin nada a cambio -salvo acuerdos de programa-, la opción de una repetición de elecciones será la que gane.

La postura esta cerrada. No habrá cesiones de cargos relevantes a Podemos por parte del PSOE como medio para ganar su respaldo a una potencial investidura de Sánchez como presidente del Gobierno. O, dicho de otra manera, no se repetirá la situación vivida a finales de julio, cuando el equipo de Sánchez decidió abrir la subasta de cargos y llegar a ofrecer una Vicepresidencia y tres carteras ministeriales a Podemos.

“Ya es tarde para eso”, señala una fuente del PSOE conocedora de las deliberaciones que se han llevado a cabo a lo largo de los últimos días. La opción es sencilla: o Podemos se pliega y regala su apoyo a Sánchez o habrá elecciones el próximo 10-N.

La vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, ha planteado ya estos días pasados las bases de esa estrategia. Un plan consistente en pedir a los demás partidos de izquierda “responsabilidad y madurez” para asegurar la formación de Gobierno por parte del PSOE. Pero sin ofrecer nada a cambio en materia de cargos. Sí, por supuesto, en materia de programa. Pero los sillones, según Moncloa, deben corresponder a los socialistas.

La decisión tiene mucho que ver con varios factores. El primero de ellos es el mal sabor de boca que ha dejado en las filas socialistas la última negociación con Pablo Iglesias llevada a cabo de cara a la investidura fallida de Sánchez. Una negociación en la que los socialistas llegaron a la conclusión de que gobernar con Podemos es imposible porque esa formación no pretende crear un Gobierno sino un “subgobierno dentro del Gobierno con capacidad para desgobernar”, como lo define esa misma fuente. Y Sánchez y su equipo no quieren volver a generar la posibilidad de que se dé una negociación de ese estilo, de nuevo, con Podemos

El segundo factor tiene que ver con Ciudadanos. La presión sobre Albert Rivera para que ceda y facilite esa misma investidura crece, y lo hace principalmente desde instancias europeas. Y desde las filas socialistas dan por hecho que la salida a esa presión sólo puede ser de dos tipos. Uno: aceptando respaldar a Sánchez en una nueva investidura presidencial por medio de la abstención -opción que admiten como la menos probable-; y dos: quedando debilitado Ciudadanos de cara su electorado más socialdemócrata. Y cualquiera de las dos opciones consideran desde Moncloa que les favorece.

Los socialistas, de hecho, consideran que C’s está adoptando una segunda actitud que les puede beneficiar de cara a unas elecciones. Y es que al rechazar la opción de un España Suma ofrecida desde el PP, lo cierto es que el parido de Albert Rivera puede perder voto también por la derecha, abriendo dos importantes flancos para el desgaste electoral y para la pérdida de diputados clave en circunscripciones de cinco o menos diputados.

Por ello, Calvo insiste ya en ofrecer a Podemos sólo acuerdos de programa. De un programa que afirma que ya está definido y que puede ser la última baza para atraer a los hombres de Pablo Iglesias. Porque en caso contrario, las opciones a jugar serán las de forzar un apoyo de Ciudadanos, o ir a elecciones el 10-N.

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