Puigdemont decide las elecciones regionales en Cataluña

Carles Puigdemont
Carles Puigdemont
  • Carlos Dávila
  • Periodista. Ex director de publicaciones del grupo Intereconomía, trabajé en Cadena Cope, Diario 16 y Radio Nacional. Escribo sobre política nacional.

Algo que debe quedar muy claro: en Cataluña habrá elecciones anticipadas sólo si lo quiere el fugitivo Puigdemont. Y ahora, según me trasladan, duda; tiene cierto respeto al CIS catalán, un organismo que él manejó a su antojo cuando era presidente de la Generalidad, y que ahora le transmite un anticipo de resultados que no favorece a sus aspiraciones. Si el último sondeo que se ha conocido es verídico, Esquerra Republicana de Cataluña sería ya el primer partido regional.

La muestra -me dicen- hay que tomarla con cautela porque, al parecer, al actual habitante del Palau y de su jefe de Waterloo, les interesa que los números resulten más favorables para ERC. Así meten miedo al personal. El precedente es significativo: en los tres pasados comicios, esta sociedad de anticipos ofrecía mejores perspectivas para los socios de Junqueras que para los de Puigdemont. Luego sucedió lo contrario. Pero es que, además, el dúo en cuestión formado por el fugado y el títere otean que los filoterroristas de las CUP están subiendo como la espuma a costa, precisamente, de los votos de los antiguos militantes de Convergencia.

Esquerra lo tiene realmente difícil, de aquí que los presos que comparecieron en el Parlamento forzaran la máquina apostando por un “volveremos a hacer” que no se creen ni ellos. Y esto por dos razones: porque ni siquiera para esa segunda rebelión los independentistas seguirían unidos y, además, porque tienen la esperanza de salir muy pronto de las trenas correspondientes. Por eso, ¿a quién se le ocurre que en tan delicada situación regresen a las barricadas para aumentar los años de cárcel? A nadie. Los presos entonaban en el Parlamento el canto de la unidad, pero ésta es aún más complicada de lo que lo pueda ser la de la unión del centroderecha en España.

A Torra le van a pedir estos reos que, en su reunión del 6 de febrero con el irresponsable Sánchez, le exija un calendario para las excarcelaciones, cosa -ya lo hemos venido advirtiendo- con la que el presidente de La Moncloa está perfectamente de acuerdo. Difuminada como está la primera presión de los secesionistas, es decir, la imposible amnistía, el círculo de hierro que domina el ‘gurucillo’ Redondo ha pedido “fórmulas de arreglo” a juristas afectos, entre ellos a algún vocal muy destacado del Tribunal Constitucional, pero, contra lo que esperaba el susodicho Rappel, del Tribunal no le han llegado soluciones, sino obstáculos. El más importante, éste: se pongan como se pongan Sánchez, su ministro de Justicia, la fiel Delgado y el citado Redondo, una reforma del Código Penal, por más prisa que se le eche, no va a durar menos de un par de años. Palabra de jurisconsulto constitucional que ha ocupado cargos trascendentes en la Justicia.

Por lo demás, a ERC el anuncio del próximo conciliábulo Sánchez-Torra le ha parecido francamente bien. Un “paso importante” asegura el partido de Junqueras. Sánchez, el cómplice, se ha pasado la Ley por el arco de sus miserias, y allá va a entrevistarse con un individuo que no tiene le menor posibilidad de acordar nada porque no es nadie y que, a mayor abundamiento, ni siquiera podrá presentarse a las próximas elecciones. Pero, ¡ojo! de aquí a la primera semana de febrero, aún con tan pocos días por delante, van a pasar algunas cosas y no es la menos importante la posible inhabilitación del presidente del Parlamento, Roger Torrent, en el que ERC estaba pensando como candidato. Sánchez va a Cataluña a presumir de diálogo y a hacer una de esas fotos que tanto aprovechan a su señora. A nada más. Todo es una patraña para disimular mentiras: la última, la del avión pirata de la leninista venezolana Delcy Rodríguez.

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