PSOE y Podemos ignoran a los policías del Campo de Gibraltar y rechazan que sea zona de especial riesgo
En los últimos 5 años ha habido más de 100 incidentes graves con 300 agentes heridos
La declaración de ‘zona de especial singularidad’ ha sido rechazada en el Congreso por los socios de Gobierno
Las agresiones de los narcos a agentes se disparan en Campo de Gibraltar desde que Marlaska es ministro
Policías y guardias civiles estallan contra Marlaska: saldrán a la calle contra la nueva Ley de Seguridad
Más de 100 incidentes graves con narcotraficantes en los que han resultado más de 300 policías y guardias civiles heridos no son suficientes para los socios que forman el Gobierno de España se preocupen por la fuerzas y Cuerpos de Seguridad del estado que operan contra en el narcotráfico en el Campo de Gibraltar. Mientras el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, anuncia a bombo y plantillo la dedicación de 11 millones de euros a la lucha contra el narco en la entrada geográfica de la droga que llega a toda Europa, en el Congreso de los Diputados se ha desechado equiparar la zona a otras como País Vasco o Navarra, que mantienen ese rango pese a la peligrosidad decreciente para los agentes allí destinados.
La situación en el Campo de Gibraltar nunca ha sido sencilla, pero de un tiempo a esta parte la cosa ha pasado de castaño a oscuro, especialmente desde 2017. Hasta entonces las persecuciones a narco lanchas por mar o las carreras entre narcos y fuerzas y Cuerpos de Seguridad del estado por tierra eran más o menos habituales. El riesgo al que se exponían tanto los agentes como los ciudadanos y los propios delincuentes era cada vez mayor, hasta que en el mes de junio de 2017 una muerte marcó el antes y el después de lo que allí estaba sucediendo.
La inseguridad para los policías del Campo de Gibraltar es transversal y afecta a todos los cuerpos policiales por igual, y en aquella ocasión le tocó a la Policía Local de La Línea de la Concepción. Víctor Sánchez, uno de sus agentes, moría persiguiendo a unos contrabandistas de tabaco. Dos años más tarde la muerte golpeaba de lleno a la Guardia Civil. Uno de sus números, Fermín Cabezas, moría durante otra persecución, esta vez los agentes iban detrás de traficantes de hachís.
Con el paso de los años la presión policial fue en aumento y eso provocó un cambio en el comportamiento de los traficantes. La demanda de droga se disparaba en Europa y por los tantos los capos de la droga apretaban a sus redes de distribución en España y la presencia policial no era una excusa que estos delincuentes estuvieran dispuestos a aceptar. Como uno de los últimos ejemplos de la escalada de violencia de los narcos valga el incidente que a finales de 2020 casi le cuesta la vida a Francisco Javier González Suárez. Un enorme BMW X5 conducido por narcotraficantes a gran velocidad atravesó como si de papel se tratara el coche patrulla con el que este agente pretendía realizar un control de carreteras.
La guardia civil sí se blinda
Así que parece más que justificado que el Congreso echara un capote a todas las policías de la zona, ya que la declaración de especial singularidad implica que los cuerpos que operen en la zona estén permanentemente suministrados de los elementos necesarios para enfrentarse a amenazas de especial peligrosidad o que los policías que realicen en estos lugares su servicio sean especialmente compensados económicamente para lograr cierta estabilidad en las plantillas que ahora sufren continuas idas y venidas de profesionales temerosos de que un incidente grave ponga en serio riesgo su vida.
La situación en el Campo de Gibraltar tampoco ayude a que los agentes se planteen instalarse indefinidamente con sus familias en la zona, lo que hace más complicado conservar personal que se familiarice con el terreno y sus especiales circunstancias.
Pues ninguno de estos argumentos ha sido suficiente para que PSOE y Podemos hayan votado a favor de una iniciativa. Ambos partidos la han vetado y los agentes que trabajen en una de las zonas con más incidentes contra representantes de la Ley seguirán haciéndolo como si de un sitio más de España se tratara.
La negativa de ambos partidos a apoyar esta antigua pretensión sorprende tan poco a las asociaciones policiales como el hecho de que su ministro, Fernando Grande-Marlaska, acabe de repasar los datos del Plan Especial de Seguridad del Campo de Gibraltar, para el que en 2022 hay presupuestados 11 millones de euros. Marlaska ha destacado el incremento del número de detenciones, de aprehensiones de droga, de vehículos intervenidos, ha recitado estadísticas de todo. Bueno, de todo no, de agentes heridos por ataques de narcos no ha dicho nada.
Pero si algo llama la atención de este nuevo gesto de desprecio al riesgo del trabajo policial en el Campo de Gibraltar es que se produce sólo un mes después de que la Guardia Civil haya ordenado dedicar 3 millones de euros a adquirir 73 vehículos especialmente preparados para enfrentarse a los narcos. Se trata de 52 coches rotulados y 21 pintados con colores comerciales, para actividades encubiertas, cuya característica más visible son las enormes protecciones delanteras previstas para embestir a otros vehículos. Y es que para combatir al narco hay que luchar como el narco, algo imposible de entender parece en las alfombras del Congreso de los diputados, al menos en los bancos del PSOE y Podemos.