Fiestas ilegales

Los policías que echaron la puerta abajo de una fiesta denuncian la grabación tras sufrir amenazas

Tras la polémica suscitada por el modo de entrar en el domicilio, valiéndose de un ariete, OKDIARIO ha tenido acceso al contenido del escrito presentado por los agentes tras difundirse masivamente el vídeo de su actuación

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Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

Dos minutos de vídeo y varios policías echando abajo una puerta. Elementos más que suficientes para desatar un terremoto de opinión a cerca de la actuación de un grupo de policías nacionales que el pasado 21 de marzo decidieron entrar por la fuerza en un domicilio de Madrid donde se celebraba una fiesta ilegal.  Ahora ese vídeo, o más bien su difusión, tiene una nueva consecuencia, y es que los agentes que aparecen grabados en la secuencia han decidido denunciar la difusión de su imagen a través de redes sociales. Y eso está tipificado y penado.

OKDIARIO ha tenido acceso al contenido de la denuncia presentada por los agentes tras comprobar el origen y el destino de las imágenes tomadas por una de las personas que se encontraba en la casa celebrando una fiesta ilegal que además fue denunciada por varios vecinos del inmueble.

Los policías que reventaron la puerta y que ahora son denunciantes explican que acudieron al lugar requeridos por vecinos que aseguraban no poder dormir por el ruido de una reunión presuntamente protagonizada por no convivientes y por lo tanto prohibida en el actual Estado de Alarma. Como todo el mundo ha podido ver ya en el polémico vídeo, los policías acabaron entrando, valiéndose de un ariete.

Una vez dentro en su denuncia los policías explican qué se encontraron en el interior de la casa. “En el momento de acceder al inmueble los agentes observaron que una de las detenidas, concretamente la filiada como denunciada Alexia, en el momento de acceder los agentes al inmueble se encontraba grabando con su teléfono móvil particular la intervención.”

Los agentes informaron a la tal Alexia que “podía grabar la intervención a los solos efectos de, si consideraba que existía una actuación abusiva por parte de los funcionarios, poder aportarla a la autoridad judicial como medio de prueba, pero que se abstuviera de difundir dichas imágenes en redes sociales u otros medios de comunicación, así como cederlas a terceras personas”.

Una semana después los policías comprendieron que Alexia no les había hecho ni caso y desde Valladolid recibieron las primeras noticias de que el vídeo en el que ellos aparecían ya era viral. Pero lo peor estaba por llegar.

Amenazas en las redes

El vídeo se encontraba ya en Internet y en una sola cuenta de redes sociales lo habían visualizado en el momento de interponer la denuncia los agentes un total de 358.000 personas. Y el problema es que las visualizaciones empezaron a acompañarse de comentarios repletos de amenazas e insultos que los policías han detallado en su denuncia.

“Concretamente destacable es el comentario al vídeo difundido por Alexia en el que llaman a violar a las mujeres de los intervinientes, así como a quemarlos en la hoguera, poniendo así en peligro la seguridad familiar y personal de estos. También cabe destacar los comentarios en los que amenazan con que van a ‘llover hostias a los agentes’, que los agentes son ‘torturables’ y se amenaza a los agentes con ‘se os va a caer el pelo Actionmans de mierda’”.

Los policías que echaron abajo la puerta y que han denunciado a la mujer que grabó el vídeo lo hacen porque ella era la única que estaba grabando con su propio teléfono y por lo tanto era la que debía custodiar su contenido. Al no hacerlo provocó que el vídeo saltara de las redes sociales a los medios de comunicación y durante el fin de semana siguiente a la actuación en el piso ya estaba publicado en prensa y televisiones de ámbito nacional.

Las consecuencias de desvelar o distribuir la imagen de policías en acto de servicio no sólo tiene consecuencias legales para quien lo haga, sino que hay otros imponderables unidos al propio oficio policial. En su denuncia los policías lo detallan:

“Los agentes desean hacer constar que, igual que en el vídeo difundido por Alexia han sido reconocidos fácilmente por otros compañeros de profesión, amigos y familiares, pueden serlo también por terceras personas, por lo que temen por su vida e integridad física por si alguien pudiera tomar represalias por los hechos ejecutados en el ejercicio de sus funciones”.

En su denuncia los agentes dejan claro que desean que se persiga que se haya difundido su imagen y sus voces sin respetar la protección de datos que les ampara en la Ley, pero quieren recordar que ellos también grabaron la actuación.

Y no lo hicieron con una cámara, sino con dos. Las que llevaban en su pecho dos de los miembros del operativo que entró en la casa donde se celebraba la fiesta. La diferencia entre esos dos vídeos y el difundido presuntamente por la tal Alexia es que mientras el de ella dura poco más de dos minutos las cámaras de los policías grabaron durante 40 minutos. Y esos vídeos también están en el juzgado. Allí será donde se decida la acción de los policías con la puerta y la de la joven que grabó las imágenes.

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