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Podemos en caída libre: ha perdido votos en 24 de las últimas 26 elecciones

Podemos elecciones
Evolución del porcentaje de voto de Podemos.

Podemos no levanta cabeza. La sangría de votos no cesa. El partido fundado por Pablo Iglesias y que ahora lidera Ione Belarra lleva desde 2015 en caída libre. En todas las elecciones desde las generales de aquel año han empeorado sus resultados anteriores en el mismo ámbito, con dos únicas excepciones. Únicamente mejoraron en las europeas de 2019, en comparación con 2015, cuando el partido morado irrumpió y no era conocido por toda la población; y en 2022 con Pablo Iglesias como candidato a la Comunidad de Madrid, porque en 2019 improvisaron a última hora una candidatura liderada por Isa Serra tras la ruptura con Íñigo Errejón. En todo caso, los resultados de Iglesias (11 diputados) se quedaron muy lejos de los resultados de Podemos en la región en 2015 (27).

La sede de Podemos en cada noche electoral se convierte en un funeral. Elección tras elección no tienen nada que celebrar. A pesar de que Yolanda Díaz se ha implicado en los comicios andaluces, se ha cosechado un resultado muy pobre. Podemos ha pasado del 16,18% de 2018 al 7,69% de los votos emitidos en 2022. La ruptura con Teresa Rodríguez (Adelante Andalucía) ha condenado a la opción de Por Andalucía a obtener únicamente cinco asientos en el Parlamento andaluz, 12 menos de los que tenía en total.

El partido pierde músculo en cada cita con las urnas. En los últimos meses, se ha comprobado con claridad en Galicia, País Vasco, Cataluña, Madrid, Castilla y León y Andalucía. Los morados pierden miles y miles apoyos a pesar de contar con el plus que supone formar parte del Gobierno de la Nación. Lejos de aprovecharse del tirón que conlleva estar en la sala de máquinas del Estado, se topan con que el electorado no deja de castigarles.

Entre los cuadros de Podemos la decepción es creciente. Esperaban que Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda, supusiera un revulsivo. Es frecuente en los encuentros morados recordar los tiempos en los que Podemos era la primera fuerza política del país en intención de voto directo, según el CIS, en noviembre de 2014. Ya no queda nada de esa transversalidad. La unión con IU provocó una primera pérdida de votos y desde ahí la historia se repite una y otra vez. En algunos casos han perdido toda su representación, como en Galicia (donde eran segunda fuerza con 14 escaños). En otros casos, se han quedado en organización residual, como en Castilla y León, o se han quedado en la mitad de lo que fueron, como en País Vasco, con seis diputados regionales.

Yolanda Díaz y Pablo Iglesias.
Yolanda Díaz y Pablo Iglesias.

Podemos ya no es ni primera, ni segunda, ni tercera fuerza política. Los de Belarra ven con especial preocupación regiones como Madrid, donde otra fuerza a la izquierda del PSOE ha quedado segunda tras el PP. Por ello, en las bases hay una predisposición total a un frente amplio. Sin embargo, los de Mónica García no están por la labor.

Sólo encuentran consuelo en que Ciudadanos está en horas bajas. La nueva política que apareció en el panorama político con fuerza se han quedado en un segundo plano frente a PP, PSOE y Vox.

Generales

Los descalabros electorales de Podemos también son especialmente evidentes en el caso de las generales. El 10 de noviembre de 2019, el partido se dejó siete escaños en relación con los comicios celebrados siete meses antes. Los de Pablo Iglesias obtenían 35 diputados, el peor resultado de su historia, con una importante pérdida de respaldos: de 3,7 millones de papeletas a poco más de 3. Traducido en porcentajes, del 14,31% al 12,84%.

El salto fue aún más significativo de 2015 a 2016. En diciembre de 2015, Podemos irrumpía en la Cámara baja con 69 diputados. Seis meses después, su representación aumentaba en dos escaños. No obstante, se trata de una bajada en número de votos. A pesar de concurrir en coalición con IU, casi dos millones de españoles respaldaron el proyecto político morado.

Municipales

En estos años, la formación ha constatado también cómo su poder regional y municipal se esfumaba por completo. El 26 de mayo de 2019 constituyó para Podemos otra hecatombe. El partido perdió lo que, a bombo y platillo, había bautizado como las ‘alcaldías del cambio’: Madrid, Zaragoza, Santiago, La Coruña y Valencia. Ada Colau sí logró retener Barcelona, aunque con esfuerzo, perdiendo un edil y en empate con ERC.

Autonómicas

Los resultados entonces resultaron también muy malos en regiones donde también ostentaban el poder en gobiernos de coalición: Navarra, Castilla-La Mancha, Extremadura o Aragón.

Otro caso especialmente simbólico son las europeas, los comicios del bautizo de Podemos. En 2014, el partido irrumpió en el escenario político con cinco escaños, y el 7,98 % de los votos, convirtiéndose en la cuarta formación más votada de España en aquellos comicios. Sin embargo, en 2019 -agrupados con Izquierda Unida- se quedaron con seis diputados. Un resultado negativo, ya que, aunque se trata de un escaño más, IU ya había logrado ese mismo dato presentándose en solitario. En votos, perdieron 800.000 sufragios.

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