Congreso del PSOE

Sánchez deja a Calvo sin la presidencia del PSOE que le prometió, como adelantó OKDIARIO

Carmen Calvo
Pedro Sánchez y Carmen Calvo en el Congreso de los Diputados. (Foto: Europa Press)
Joan Guirado

Cristina Narbona seguirá, cuatro años más, siendo la presidenta del PSOE. Eso quiere decir que Carmen Calvo no podrá ocupar el cargo. O lo que es lo mismo, que el presidente Pedro Sánchez ha vuelto a incumplir su palabra, dado que cuando prescindió de la cordobesa del Gobierno le prometió recompensarle en el partido con esta responsabilidad. Tal como avanzó OKDIARIO hace prácticamente un mes, Sánchez ha aprovechado en conclave socialista para dar la estocada final a la que fuera su mano derecha.

Presidir el partido es una función prácticamente simbólica. La persona que ostenta el cargo se sienta al lado del secretario general den las ejecutivas, pero su poder de decisión es limitado. Sin embargo es un reconocimiento a la trayectoria orgánica para personas que han dedicado su vida en cuerpo y alma a la organización, como es el caso tanto de Narbona como de Calvo. Ambas se hicieron amigas en el PSOE.

Pese a ese papel más representativo, la presidencia del partido sí tiene una importante exposición mediática. Y es que sin la figura de un portavoz -que seguramente no existirá en la próxima dirección-, tras el fiasco que ha sido la ejercida por un desaparecido alcalde de Valladolid Oscar Puente, más pendiente del yatazo que de sus responsabilidades, la presidenta es la encargada de valorar de vez en cuando la actualidad política. Sobre todo los fines de semana que, el resto de dirigentes, están con sus familias.

Le prometió el cargo

En la última conversación que mantuvieron Sánchez y Calvo antes de ser destituida, en el Palacio de La Moncloa, el presidente le prometió el cargo para recompensarle así y no transmitir la imagen de que era defenestrada. Son muchos los que en el Partido Socialista, como ocurría con José Luis Ábalos, la querían ver despojada de todo el poder por su actitud beligerante en cuestiones de identidad sexual. Por eso, ante los que aplaudían su cese del Ejecutivo, un nuevo papel reforzado en el PSOE le servía a la ex vicepresidenta para callar bocas.

Calvo ha mantenido un perfil bajo durante todo este tiempo, desde su salida de Moncloa, por lo que pudiera ser. Alzar la voz sabía que no le ayudaba a mantener su influencia, aunque de oportunidades para criticar una destitución que el presidente le comunicó ya después de decirle a Félix Bolaños que la sustituiría, ha tenido. Sin embargo, con ansias de poder, ha seguido defendiendo a capa y espada las políticas del grupo parlamentario del que aún forma parte en la tertulia de la Cadena Ser, por la que ha fichado tras salir del gabinete ministerial, para contentar a Sánchez.

En la misma línea ha actuado Ábalos desde julio, aunque ha concedido varias entrevistas, por lealtad al partido en el que milita desde hace ya cuarenta años. El ex ministro de Transportes, Agenda Urbana y Movilidad solo ha revelado que no había vuelto a hablar con el presidente desde entonces. Y como Calvo tiene una charla pendiente con él. Sin embargo al ex secretario de Organización ya le dijo que no le iba a recompensar con ningún cargo más, que tras su salida del Gobierno le echaría del partido en este congreso. Por lo que José Luis Ábalos hizo las maletas y se fue antes de hora. Antes de la pretendida humillación que el presidente ha perpetrado con Calvo.

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