La nueva campaña del PSOE en plena guerra de Rusia: «Por un inodoro sostenible»

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Carlos Cuesta

Mientras Occidente contiene la respiración por el avance de Rusia sobre Ucrania, el PSOE acaba de impulsar en el Congreso su última gran campaña: Por un inodoro sostenible. Porque “gran parte de los atascos y averías en las redes de saneamiento están provocadas por la acumulación de toallitas húmedas”. Ello se ha convertido en un “problema económico, medioambiental y sanitario”. Y, ante todo ello, es necesario levantar una bandera: la del “inodoro sostenible”. Y ahí está el PSOE para reclamar la «concienciación ciudadana”.

El PSOE ha detectado un grave problema. Uno que recama de una solución urgente y de la atención del Parlamento español: “El uso de las toallitas húmedas para usos higiénicos (cuidados de bebés y de adultos), para desmaquillarse, para limpiar las gafas, limpieza del hogar, etc., llamadas «desechables», está generando un grave problema medioambiental debido a los atascos y averías provocados en las redes de saneamiento de muchas ciudades españolas”.

Se trata, según los socialistas de un asunto de máxima gravedad: un asunto que afecta “a las depuradoras, equipos de bombeo, redes de alcantarillado y a los propios hogares, con el consiguiente perjuicio económico y medioambiental que ello origina, e incluso de salud pública”. Y ahí está el PSOE para mostrar su solidaridad con el “inodoro sostenible”.

Porque, mientras Occidente observa el ataque de Rusia contra Ucrania, los socialistas tienen tiempo para recordar en el Congreso que “las toallitas no deberían tirarse por el inodoro debido a que este producto no se biodegrada tan rápido como el papel”. Por mucho que la gente se crea que “se trate de productos biodegradables, su descomposición se produce tras un determinado tiempo de permanencia en el agua, por lo que llegan a los sistemas de saneamiento prácticamente íntegras y se acaban convirtiendo en verdaderos bloques que, por sí solos o mezclados con otros residuos como detergentes y aceites, acaban obstruyendo el alcantarillado o causando problemas en los tratamientos de las estaciones depuradoras (EDAR)”.

Los datos de la Asociación Española de Abastecimientos de Aguas y Saneamiento (AEAS) refuerzan al PSOE, por lo visto: “arrojar las toallitas húmedas al inodoro provoca pérdidas de 200 millones de euros al año en España, al menos 5 € al año por hogar en la factura del agua (desatasco de cañerías aparte)”. Es más, “en toda la Unión Europea el daño que provocan las toallitas ronda los 1.000 millones de euros al año. El ciclo completo de la gestión del agua desde el abastecimiento hasta el saneamiento de las aguas residuales tiene un coste aproximado de 100 € por persona y año, de los que 40 € corresponden al tratamiento de las aguas residuales y, solo las toallitas, implican entre 4 y 6 €”.

Greenpeace tampoco se ha querido quedar fuera de este enorme problema. Y es que sus datos recabados por el PSOE aseguran que “el confinamiento ha elevado un 49% la venta de toallitas, lo que ha incrementado este problema económico, medioambiental y sanitario”. Y los socialistas han decidido reclamar “la concienciación ciudadana sobre los productos no aptos para desechar por el inodoro” ante este drama de dimensiones notables.
“Por todo ello, el Grupo Parlamentario Socialista quiere que el “Congreso de los Diputados inste al Gobierno a impulsar, junto al Consejo de Consumidores y Usuarios de España, una mayor concienciación y compromiso de los consumidores con el medio ambiente”. Todo ello bajo un objetivo prioritario: promover “el uso del inodoro de forma sostenible”.

Para evitar “el incorrecto vertido de residuos como toallitas y productos similares, favoreciendo con ello la correcta depuración de las aguas y el funcionamiento eficiente de la red de saneamiento”.

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