Ni Podemos respeta el «todes» de Irene Montero en sus normas sobre «lenguaje inclusivo»
«Orgullo de todas, todos, todes. Por una España feminista y diversa». Ha sido el polémico lema del Ministerio de Igualdad para la celebración del Orgullo 2021. La ministra Irene Montero viene haciendo en los últimos tiempos un controvertido uso de lo que califica de «lenguaje inclusivo», en contra del criterio de la mismísima Real Academia Española (RAE). Ni siquiera Podemos, en sus normas sobre el tal «lenguaje inclusivo», recoge la terminación en «-e» que propugna Montero.
«¿Qué significa libertad, que una familia si lo desea pueda llevar a su hijo, hija e hije a una terapia de conversión, a ver si puede dejar de ser bollera, de ser maricón, a ver si deja de ser bisexual, de ser una persona trans?», dijo la ministra en un acto de la campaña del 4-M. Montero, ante la polémica, defiende que la terminación en «-e» sirve para representar a las personas no binarias, es decir, aquellas que no se sienten ni hombre ni mujer, y también a las personas trans.
Pero el Protocolo de comunicación feminista de Podemos -que también incluye las instrucciones de lenguaje sobre el colectivo LGTBI- no recoge el uso del «todes» y similares que promueve Montero.
De hecho, en distintas ocasiones se refiere al «todas y todos», sin rastro de la terminación que enfatiza la ministra.
«Cuando pensamos en lenguaje inclusivo y no sexista, no sólo nos referimos a lo relativo a la inclusión de las mujeres como sujetos de la vida y de la historia, sino también a la forma en que nombramos a otros colectivos de personas que reivindican respeto lingüístico como forma, también, de ser sujetos políticos. Nos estamos refiriendo al colectivo LGTBI, históricamente ninguneado y menospreciado de una forma que ningún país debe permitir si quiere poder llamarse democrático», dice Podemos.
Entre las normas, el partido morado insta, por ejemplo, a hablar de «personas LGTBI y no homosexuales o gais», ya que considera que esto último «invisibiliza a gran parte de quienes integran el colectivo, y establece una jerarquía que privilegia al varón homosexual por encima de las mujeres lesbianas y las personas trans, bisexuales e intersexuales». También se destaca: «Decimos Día del Orgullo LGTBI o simplemente Día del Orgullo, porque cada vez que ponemos gay incurrimos en la invisibilización ya explicada».
En las pautas de lenguaje que impone Podemos se rechaza el uso del «falso masculino genérico» para referirse «al conjunto de las personas del Estado español». Así, se insta a hablar de «ciudadanía, pueblo, gente o personas» o «ciudadanas y ciudadanos».
«Tampoco decimos los trabajadores si no es duplicando y refiriéndonos a las trabajadoras, aunque si usamos personas trabajadoras evitamos este problema», «cuando dices la mujer, es preferible decir las mujeres, en plural, para reflejar la diversidad de las que existen, y no asociarlas a ideas tipificadas de lo femenino», «tampoco hablamos de gais cuando nos queremos referir a todas las personas que integran el colectivo LGTBI; las personas LGTBI padecen, por tanto, LGTBIfobia, pero no homofobia, que sólo afectaría a los varones, ellos sí, homosexuales»… son otras de las obligaciones lingüísticas en Podemos.
Las normas de «uso no sexista del lenguaje» son un embrollo que obliga, por ejemplo, a evitar el uso de «el, los, aquel, aquellos», seguido del relativo «que» con sentido general («el que sepa leer entre líneas lo entenderá»).
«Es más recomendable utilizar los pronombres quien/quienes», como «quien sepa leer entre líneas lo entenderá», señala el partido. También se evitará el uso de «uno, alguno y ninguno», sustituyéndolo por «alguien» o «nadie».
Éstas son sólo algunas de las propuestas de Podemos. En cuanto al género, sólo se contempla masculino o femenino, con ejemplos como «queridas/os compañeras/os».
En este caso, se destaca que «nada obliga a que la forma masculina tenga que ir en primer lugar». Tampoco se utilizará «la @, pues no es un signo lingüístico, ni tampoco la «x» ni el «*».
La RAE: «Es innecesario»
Montero ha provocado de nuevo la polémica por el cartel del Orgullo, en el que reivindica el «todas, todos, todes».
La ministra de Igualdad ha defendido esta semana que la terminación permite «modificar hábitos o prejuicios». «No es casual que el masculino se haya utilizado como algo neutro y las mujeres hemos reivindicado que el lenguaje también hable de nosotras, si contribuimos en pie de igualdad con los hombres en tareas esenciales tenemos todo el derecho a ser nombradas y lo mismo pasa con el colectivo LGTBI», ha reivindicado.
A preguntas de los usuarios de las redes sociales, la RAE explicó hace unos meses: «El uso de la letra «e» como supuesta marca de género inclusivo es ajeno a la morfología del español, además de innecesario, pues el masculino gramatical («chicos») ya cumple esa función como término no marcado de la oposición de género».