Crisis del coronavirus

El modelo sin restricciones de Madrid se impone a Cataluña en la sexta ola: menos contagios y UCI

Madrid Cataluña sexta ola
Madrid y Barcelona estas navidades.
Pelayo Barro

Madrid y Cataluña han sido en varias fases de la pandemia, y en especial en esta sexta ola del coronavirus, paradigmas de dos modelos de actuación pública enfrentados. Por un lado, Madrid con su política de oposición a los cierres y a las restricciones que afecten directamente a la economía. Y por otro, Cataluña, una de las regiones donde con mayor severidad se han aplicado restricciones a la vida cotidiana. El balance en esta última oleada, marcada por la alta transmisibilidad de la variante ómicron, no deja lugar a duda: Cataluña acumula más contagios con la actividad comercial y hostelera restringida que el Madrid sin restricciones donde a incidencia ya está en fase de retroceso. Cataluña también padece mayor presión hospitalaria en sus unidades de cuidados intensivos (UCI).

¿Sirven de algo los toques de queda, el pasaporte covid o el cierre de la hostelería? ¿Son eficaces para contener los contagios del coronavirus? Esa es la pregunta que ha polarizado la respuesta política a la pandemia desde hace ya un año y medio. La Comunidad de Madrid, principal valedor de la política de restricciones que no afecten a la economía, defiende que los datos le dan la razón. Y los de la sexta ola así lo confirman.

El pasado 20 de diciembre, el Gobierno de Pere Aragonés anunciaba un paquete de medidas para tratar de frenar la ola de contagios, que incluían el toque de queda de 1 a 6 de la mañana o la limitación de encuentros privados a un máximo de diez personas. También se decretaba el cierre del ocio nocturno, la limitación al 50% del aforo en hostelería, así como otra serie de restricciones al sector de la cultura, el espectáculo y los gimnasios. Se imponía, además, la obligatoriedad de presentar el certificado del pasaporte covid para poder acceder a la hostelería y a otros servicios.

Han pasado más de veinte días de aquello, y en ese tiempo Cataluña ha sumado a sus estadísticas un total de 371.030 nuevos contagios. Un 5% de los 7,5 millones de personas que tiene de población. La incidencia acumulada se ha multiplicado por 6, pasando de los 584 casos por 100.000 habitantes que tenía aquel 20 de diciembre a los más de 3.500 actuales.

Ese mismo 20 de diciembre, el Gobierno catalán exigió al Gobierno que obligase al resto de las comunidades a asumir un plan de restricciones de la misma severidad que el puesto en marcha por el Ejecutivo de Aragonés. Una postura a la que se enfrentó directamente Isabel Díaz Ayuso, asegurando que Madrid «no se cierra». «La estrategia es ir directamente contra el virus y no contra la libertad de los ciudadanos», advirtió Ayuso. Ni toque de queda, ni cierres de hostelería u otro sector, ni tampoco la puesta en marcha del pasaporte covid. Madrid incluso se opuso a la norma de recuperar la mascarilla en exteriores, ampliamente criticada por ineficaz por parte de los expertos.

En ese mismo periodo de tiempo, Madrid ha sumado a sus estadísticas un total de 266.515 contagios. Representan un 4% de sus 6,6 millones de habitantes. Un 1% menos de contagios respecto a Cataluña. Y eso a pesar de que Madrid partía de una peor situación: su incidencia acumulada era mayor en ese momento, con 651 casos por cada 100.000 habitantes. Hoy es de 2.491, más de mil casos por debajo de la catalana y mostrando claros síntomas de descenso.

En ese mismo periodo, Cataluña ha pasado de tener las UCI con una ocupación del 30% al 44% actual (14 puntos más), prácticamente un récord de presión hospitalaria en la pandemia. En Madrid, ha pasado del 14% al 27% (13 puntos más).

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