Marlaska abre un proceso contra el policía Perdiguero por denunciar el apoyo de Echenique a los violentos
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha dejado buena nota de su afán por defender a determinadas personas clave para su Gobierno. En este caso Pablo Echenique, el portavoz de Podemos en el Congreso. El ministro ha decidido abrir un curioso proceso inquisitorial contra el agente de policía y miembro de Alternativa Sindical de Policía (ASP) Alfredo Perdiguero, que decidió denunciar al podemita por defender públicamente la kale borroka que reventó las calles hace dos meses en supuesta defensa de Pablo Hasél.
Perdiguero y su sindicato interpusieron la denuncia contra Echenique el pasado mes de febrero. Y el día 29 de marzo, el agente policial fue citado a dar explicaciones en “información reservada” y ante “Régimen Disciplinario de la Jefatura Superior de Madrid”.
El policía acudió y se encontró con una peculiar lista de preguntas. La primera de ellas fue si sabía el motivo de su citación, cuestión que no le había sido notificada. Su respuesta fue negativa.
La segunda pregunta se centró en la denuncia y en si Perdiguero reconocía el impreso de denuncia. La respuesta fue afirmativa y acompañada de un “la interpuse yo”.
La tercera se centró en el supuesto tiempo perdido por rellenar la denuncia. Se le preguntó que si estaba de servicio ese día y en qué turno estaba. La respuesta del agente fue que estaba de servicio y que trabajó en el turno de mañana.
La cuarta solicitó la hora exacta de interposición de la denuncia. La respuesta fue “en el tiempo de descanso”.
La quinta pregunta exigió conocer el tiempo exacto tardado en interponer la denuncia. La respuesta fue “3 ó 4 minutos porque la traía redactada de casa”, como aclara Perdiguero. El agente, además, afirmó que avisó “a primera hora de la mañana al jefe directo y al comisario de que iba a interponerla”.
La sexta pregunta fue por el motivo de que en el impreso indicara que se cerró la denuncia una hora después de empezar a presentarla. Perdiguero esgrimió un error del agente que tramitaba la denuncia que había adjuntado otros documentos.
Y todo ello, en un intento por expedientar disciplinariamente a Perdiguero por una supuesta pérdida de productividad por presentar la denuncia contra Echenique. Un denuncia motivada por el respaldo del podemita a la misma kale borroka que agredía por esos días a los compañeros policías de las unidades antidisturbios.
“¿Algo que añadir?”, preguntó en ese momento la comitiva enviada por Interior. “Sí, que es una vergüenza que se abra una instrucción por esto, para perseguir al que persigue al delincuente”, señaló Perdiguero.
Apoyo podemita a los violentos
Hay que recordar que el diputado y portavoz de Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, fue denunciado por sus palabras animando a los manifestantes que aquellos días reventaban las calles de media España tras la detención del rapero Pablo Hasél, condenado por enaltecer a ETA. Especialmente en Madrid y Barcelona, donde los agentes se tuvieron que enfrentar a multitud de agresiones y una lluvia de piedras.
La plataforma Alternativa Sindical de Policía (ASP) presentó la denuncia en las dependencias policiales de Ciudad Lineal (Madrid) por esas declaraciones, para que se determine si son constitutivas de delito.
«Todo mi apoyo a los jóvenes antifascistas que están pidiendo justicia y libertad de expresión en las calles. Ayer en Barcelona, hoy en la Puerta del Sol». Esas fueron las palabras de Echenique mientras los agentes de la UIP recibían una lluvia de piedras en Madrid.
Ahora el perseguido ha pasado a ser Perdiguero por denunciarlo.
En el atestado se describe el clima de extrema violencia registrado en Madrid y Barcelona por aquellos días, que dejó una factura de casi medio millón de euros en daños materiales y a medio centenar de agentes antidisturbios heridos de diversa consideración.
La de Echenique no fue una línea aislada en Podemos. El entonces vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, aseguró que las imágenes que se vieron en Barcelona, Madrid, Sevilla, Granada o Lérida fueron «inadmisibles». Pero no por los terroristas callejeros. No: por el hecho de que la Policía se defendiera.
En la misma línea que el portavoz parlamentario podemita, a Iglesias no le gustaron «las cargas excesivas» que, según él, se produjeron en distintas manifestaciones. Con esas mismas palabras lo puso en conocimiento del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que junto a los delegados del Gobierno en las distintas comunidades son los responsables de los dispositivos policiales.