El juez prolonga tres días más el arresto del único detenido por la desaparición de Esther López
Agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil han registrado nuevamente durante dos horas la vivienda de Ramón, El manitas, el hombre que la Guardia Civil ha detenido en la madrugada del pasado domingo por su presunta relación con la desaparición hace 11 días de Esther López de la Rosa, la mujer de 35 años de Traspinedo, en Valladolid. El juez ha decidido prolongar tres días más su arresto tras las pesquisas, según ha podido saber OKDIARIO.
Los trabajos de la investigación sobre el paradero de la joven de 35 años han continuado en la mañana de este martes, con una nueva jornada de registro del domicilio del detenido, una vivienda unifamiliar situada en la urbanización El Romeral, a unos cuatro kilómetros del núcleo principal de Traspinedo.
Las pesquisas han continuado también en el entorno del río Duero, en la zona de la confluencia con el canal situada a unos cientos de metros de la vivienda del detenido, con el trabajo en el agua del Grupo de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil y el apoyo desde el aire de la Unidad de Drones.
En una jornada, de nuevo, fría los agentes de Benemérita han trasladado al investigado desde la Comandancia de la Guardia Civil hasta el chalet pasadas las 9 de la mañana de este martes y allí ha asistido a una nueva inspección de la vivienda en búsqueda de indicios o pistas que puedan aportar datos sobre los hechos que pudieron desembocar en la desaparición de Esther López hace ya 13 días.
En el dispositivo han trabajado agentes de la Policía Judicial así como del servicio cinológico, con al menos dos canes que han inspeccionado tanto la vivienda como el entorno, una zona de pinar. Uniformados de la Benemérita han prestado labores de apoyo estableciendo un control en el acceso a la calle en la que se encuentra el chalet, para que no accediera alguna persona ajena a la investigación.
Una pareja de agentes de paisano ha llevado a la vivienda herramientas como una cizalla y una maza para ayudar a proceder a las tareas de búsqueda, con las que han abandonado el lugar pasadas las 11.30 horas. Finalmente, en torno a las 11.50 horas, un furgón de la Guardia Civil ha sacado a R.C. de su domicilio con destino a Valladolid para proceder a su puesta a disposición judicial.
La jornada ha transcurrido tranquila en el entorno de la urbanización El Romeral, con la presencia de algún curioso que ha acudido en bicicleta o en su vehículo particular y con al menos una decena de profesionales de los medios de comunicación.
Mientras tanto, a unos kilómetros de allí, la localidad de Traspinedo encaraba el día con cierta normalidad y con la tranquilidad propia de una invernal, pero soleada, jornada de martes, aunque con la presencia en todos los escaparates de los negocios del cartel con la información de la búsqueda de Esther López y con el asunto en las conversaciones de los bares y los establecimientos.
«Falta una vecina»
El alcalde del municipio, Javier Fernández, ha explicado que la sensación en el pueblo es principalmente de «tristeza» porque «falta una vecina, a la que estás acostumbrado a ver pero ya no la puedes ver» y la joven protagoniza «el comentario general en los bares, en las tiendas y por la calle».
«Para nada hay un ambiente de que el pueblo esté parado, el ritmo del pueblo sigue adelante, pero la situación duele», ha explicado el regidor de esta localidad situada a 25 kilómetros de Valladolid, que ha destacado que cuando ha ocurrido una situación como esta el pueblo se ha «unido» en torno a la familia de Esther, como se pudo ver en las tres batidas que se realizaron la pasada semana para tratar de localizarla, que tuvieron una participación «multitudinaria».
En este sentido, Fernández ha añadido que «todos los días» trata de apoyar a la familia de Esther López, y les hace una visita para «ver cómo están» y comentar con ellos las novedades sobre la investigación.
Sobre la persona del detenido, el regidor de Traspinedo ha reconocido que apenas le conoce porque vive en una zona de chalés en el extrarradio, donde «cuesta identificar a la gente» porque algunos sí que «hacen vida» en el pueblo y acuden a comprar o llevan a los niños al colegio, pero otros no, o solo pasan allí el verano.
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