El jefe de la Armada ‘apadrina’ la flota de los Mossos que disputa el control marítimo a la Guardia Civil
La escena se produjo en el pasado Salón Náutico Internacional de Barcelona
Las imágenes, que no fueron distribuidas, han causado un gran malestar en la Guardia Civil
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Cataluña, País Vasco y Navarra tratan de seguir dando pasos en la asunción de competencias de índole nacional para asumirlas de manera independiente al resto del Estado español. Tras haber asumido las mismas que otras comunidades autónomas, ahora pretenden diferenciarse del resto sumando otras que por lo general dependen del Estado, como la gestión de Tráfico o Instituciones penitenciarias. Es curioso porque de una manera u otra siempre acaban chocando con cuerpos de seguridad nacionales, especialmente con la Guardia Civil, Cuerpo que ahora ve cómo los Mossos van ampliando una flota de embarcaciones de cara a conseguir en algún momento ser los responsables de la vigilancia de las aguas que bañan el litoral catalán. Ahora, además de los barcos, los Mossos han conseguido una foto inédita: que el Jefe del Estado Mayor de la Armada Española (AJEMA) se cuadre a bordo de una lancha del Servicio Marítimo de los Mossos, lo que para muchos es un reconocimiento tácito de una competencia que ni tienen aún ni muchos creen que puedan asumir con garantías.
Cuando OKDIARIO tuvo acceso a una serie de fotografías en las que podía verse a la mayor autoridad militar de la Armada Española embarcando y atendiendo respetuosamente a las explicaciones de los Mossos d’Esquadra sobre las virtudes de una de sus embarcaciones, se contactó inmediatamente con la Guardia Civil para saber, de primera mano, en qué estado se encuentran ahora mismo las competencias de seguridad marítima. La respuesta fue tajante: «Mientras no se modifique la ley 2/1986 de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado la vigilancia de las aguas marítimas españolas y las aguas continentales es competencia de la Guardia Civil. Esto incluye las actividades en el medio subacuático, y en particular la custodia de las costas, el control de la inmigración irregular en este ámbito y la protección del patrimonio arqueológico subacuático».
Pues pese a lo anterior, la Generalitat de Cataluña, a través de su departamento de Interior, sigue adelante con sus planes para tener antes una flota de barcos para la vigilancia costera que las propias competencias en sí, que ni están ni se las espera. Pero eso parece que no les desanima ni de lejos. En febrero de 2020 el consejero de Interior catalán, Miquel Buch, se apretujó en la proa de una embarcación semirrígida de unos seis metros de eslora junto a otras cinco personas para presentar la nueva Policía Marítima de los Mossos, cuya misión, según Buch, sería desplegarse en «aguas territoriales catalanas». Esas aguas que llenaron la boca de Buch no existen, ni en España ni en ningún otro país del mundo, ya que las cartas náuticas y las Leyes del Mar entienden de territorialidad nacional, no autonómica.
Aspiran a una flota de 32 barcos
Además de tratar de usurpar funciones estrictamente autorizadas a la Guardia Civil, la Generalitat no tenía en 2020 embarcaciones capaces de acometer semejante aspiración. Las embarcaciones de los Mossos hasta ese momento eran apropiadas para uso fluvial o en aguas poco profundas en trabajos de rescate de personas o tareas de investigación criminal. No está la flota de Mossos para perseguir narcolanchas. Pero eso es fácil de arreglar con dinero.
El plan de la Generalitat es que los Mossos lleguen a tener una flota de 32 embarcaciones que repartan sus funciones entre tres bases situadas en Palamós, Villanueva y la Geltrú y Ametlla de Mar, según dijo Buch aquel día «para asumir, como no podía ser de otra manera, las funciones en el ámbito marítimo que por ley nos corresponden». Han pasado casi dos años de aquello, la Generalitat se ha gastado 1,5 millones y tiene tres lanchas bimotor fueraborda de 12 metros de eslora. Una de ellas estaba en octubre en el Salón Náutico y fue en la que embarcó el AJEMA de la Armada.
El almirante general Antonio Martorell acudió a la exposición para conocer el material expuesto al público precisamente sobre la Armada Española, pero en un momento dado, el militar fue acompañado a los muelles donde se encontraba la embarcación de los Mossos. No había confusión posible, ya que la lancha de 12 metros estaba perfectamente rotulada con los colores y las letras del cuerpo policial y dos inspectores de los Mossos esperaban al mando en cubierta donde todos se intercambiaron saludos formales.
Desde Defensa se califica este hecho como «normal» dentro de un trato de cordialidad mutua. Sin embargo, tanto en el Ejército como en la Guardia Civil el malestar es profundo porque no es un cualquiera quien visitó una embarcación que con la Ley en la mano desafía las competencias de la Benemérita. Que la mayor autoridad militar en el Mar suba a esa lancha del Servicio Marítimo de los Mossos es para algunos poco menos que apadrinarlos. Tal vez por eso el servicio de Protocolo de la Armada nunca las fotografías del AJEMA a bordo de una lancha del servicio Marítimo de los Mossos..