Interior rechazó usar unidades especiales para trasladar a Igor el Ruso y 5 funcionarios fueron heridos

“Si quieren que salga, tendrán que entrar a por mí y recuerden que lo tengo todo perdido, al que pueda me lo llevo por delante”. Norber Fehert, más conocido como ‘Igor el Ruso’, llevaba días advirtiendo a los trabajadores de la cárcel de Dueñas que él no iba a salir de su celda por las buenas.

De hecho, desde que fue detenido y encarcelado en diciembre de 2017, Norbert, ‘Igor’, siempre se ha comportado igual: clasificado en primer grado, lo que denota su peligrosidad, nunca ha abandonado de buen grado la celda de ninguna de las cárceles en las que ha estado en España.

Igor acabó hace unos 8 meses en la cárcel de Dueñas, en Palencia, tras haber protagonizado incidentes en Galicia y Zaragoza. Desde que llegó a Dueñas no ha salido ni una sola vez de su celda. Ha comido, dormido, vivido y se ha aseado en su chabolo. Ni siquiera lo ha abandonado para preparar con su abogado el juicio por el triple crimen que presuntamente cometió, por el que ahora mismo está siendo juzgado ahora y por el que se enfrenta a Prisión Permanente Revisable.

El juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Teruel juzga el asesinato de un ganadero, José Luis Iranzo, y dos agentes de la Guardia Civil, Víctor Romero y Víctor Jesús Caballero. A los tres ‘Igor el Ruso’ los asesinó en diciembre de 2017. Al primero para robarle su todoterreno y a los otros dos por darle el alto. Igor llevaba meses en busca y captura tras salir de Italia, creen que, a pie o bicicleta, y llegar al municipio turolense de Andorra.

En Italia dejaba un reguero de terror y víctimas, entre sus andanzas destacan dos asesinatos más por los que fue condenado a cadena perpetua en el país transalpino. Y ese es uno de los motivos que más peligroso hace a Igor: “No tengo nada que perder”.

Con este panorama los funcionarios de prisiones de la cárcel palentina de Dueñas se encontraron con el trance de sacar a Igor de una celda que él no quería abandonar. Los funcionarios insistieron en su peligrosidad, demostrada en la caza al hombre de 2017 que acabó con su detención y en el hecho de que, para su primer juicio en España, por dos intentos de homicidio, se fabricó una jaula de cristal irrompible sólo para él.

En circunstancias similares, cuando se trata de presos excepcionalmente violentos, el Ministerio del Interior, previa petición de los delegados o subdelegados de Gobierno, tiene la potestad de ordenar que sean fuerzas policiales las que entren en la cárcel para ocuparse del preso al que se va a conducir hasta el juicio. Pero en esta ocasión la Subdelegación del Gobierno en Palencia fue taxativa: los funcionarios debían sacar a Igor de su celda hasta el módulo de conducciones para ser entregado a la Guardia Civil.

Azulejos como pinchos

Así que pasó lo que tenía que pasar. Es incomprensible pero los presos de la cárcel de Dueñas tienen su ducha alicatada con azulejos, así que Igor rompió unos cuantos, los rodeó con trozos de tela para no cortarse las manos y los colocó en su mesa, al fondo de la celda. Allí esperó a los funcionarios que el domingo fueron a sacarlo y pese a las reducidas dimensiones del habitáculo los lesionó a todos mientras estos lo reducían.

Cinco trabajadores de la cárcel de Dueñas precisaron asistencia médica por cortes, contusiones y dislocaciones pese a entrar en la celda de Igor con elementos anti agresión a la vista poco útiles ya que todos los trabajadores precisaron de asistencia médica fuera de la prisión.

Desde la asociación Tu Abandono Me Puede Matar confirman a OKDIARIO que los trabajadores de la cárcel se recuperan de las heridas, pero recuerdan que este tipo de agresiones siempre se llevan peor en lo emocional. “No hay nada más duro que la sensación de vulnerabilidad”, explica uno de los trabajadores de la cárcel de Dueñas reclamado por sus jefes para suplir a sus compañeros lesionados.

“Nosotros queremos hacernos cargo de estos presos, pero no tenemos ni la formación ni los medios necesarios. Lo que no puede ser es que trabajar con cada recluso peligroso suponga que sí o sí va a haber funcionarios lesionados”, añade el trabajador.

‘Igor el Ruso’ no es ni de lejos un preso normal, o por lo menos no lo tratan como al resto. Su llegada a la Audiencia Provincial de Teruel escoltado por unidades especiales de la Guardia Civil o la jaula de metacrilato que se fabricó expresamente para él, dan fe de la peligrosidad de un tipo que el domingo se llevó por delante a cinco funcionarios de prisiones.