Crisis en el Gobierno

Iglesias urde con Belarra cómo desactivar a Díaz para que no pacte con Sánchez en nombre de Podemos

La vicepresidenta Yolanda Díaz es la única interlocutora válida para negociar en nombre Unidas Podemos para Pedro Sánchez

Iglesias tiene sed de poder: dirige la estrategia de Belarra en la gran crisis entre el PSOE y Podemos

Pablo Iglesias Ione Belarra
Pablo Iglesias e Ione Belarra.
Joan Guirado

Yolanda Díaz es la interlocutora válida para Pedro Sánchez en nombre de Unidas Podemos. De hecho, es la única interlocutora al no existir relación alguna entre Ione Belarra y el presidente. Y eso no gusta en Podemos, tras haber acordado Díaz con Sánchez el cambio de postura que ha permitido el envío de armas a Ucrania. El ex vicepresidente Pablo Iglesias, que sigue manejando los hilos de la formación morada con su posible retorno en el aire, urde un plan junto a Belarra para tratar de desactivar a Díaz -sin papel alguno en el partido- y que no pueda negociar en nombre de Podemos. Básicamente, trasladar a Sánchez que en nombre de Podemos hablará y negociará su secretaria general. El Consejo Ciudadano de Podemos, previsto para el 11 de marzo, podría cambiar las reglas respecto a las alianzas y la representación en el Ejecutivo.

La organización que dirige Belarra ha visto que su influencia en el Gobierno se ha reducido a prácticamente cero. Más allá de lograr la paralización durante unos días del envío de armas a Ucrania, medida que además pactó Díaz con Sánchez, Podemos no tiene peso en el día a día del Ejecutivo. Las áreas que dirigen, excepto la de Trabajo -en manos de la vicepresidenta segunda-, no tienen capacidad de influir realmente en las políticas de Estado. Y su mano en las decisiones de alcance que se adoptan es muy limitada, con pequeñas modificaciones nunca de gran calado, y en contadas ocasiones. La previsión es que ninguno de los ministerios en manos de Podemos apruebe ninguna gran ley de aquí al final de la legislatura. Por lo que tampoco podrán capitalizar su acción gubernativa. Y cada día que pasa, asumiendo decisiones en contra de su ideario por imposición del PSOE, ven cómo van perdiendo apoyos electorales.

Iglesias contra Díaz

Pablo Iglesias aseguró hace unos días en TV3 que “vamos a ver a mucha gente de izquierda, de los que siempre fueron del no a la guerra, decir que ahora hay que enviar armas a Ucrania”. Su afirmación no era baladí. Las palabras del ex vicepresidente del Gobierno y asesor de Belarra eran un dardo contra Yolanda Díaz. La ministra gallega se ha alineado con Sánchez y los socialistas en defender el envío de armas por parte de España a Ucrania, con un primer lote que saldrá este viernes de Torrejón de Ardoz, pese a que anteriormente había defendido lo contrario y en su día fue una de las voces que más gritaron contra la guerra de Irak.

El divorcio con Podemos

Díaz, que este mismo mes de abril iniciará su «proceso de escucha» entre la ciudadanía de cara a armar un nuevo proyecto político, está más fuera que dentro de la órbita de Podemos. Si bien nunca ha militado en el partido sí había mostrado su cercanía. De hecho, tras la dimisión de Pablo Iglesias este la encumbró como su sucesora y jefa de filas en el Gobierno, decisión de la que, según fuentes cercanas al ex líder de Podemos, «ahora se arrepiente porque va por libre».

Las diferencias en cuestiones como la aprobación con la derecha de la reforma laboral, la respuesta a la guerra de Ucrania, el proyecto político que está impulsando al margen de Podemos -y sin contar con sus dirigentes- y su alineación cada vez mayor con Pedro Sánchez han dinamitado una relación que se ha deteriorado aún más con la marcha de Iglesias. Casi con total seguridad, dicen en la formación morada, «Yolanda no será nuestra candidata». Todo apunta a que su plataforma transversal no incluirá a Podemos. En las últimas elecciones, las de Castilla y León, ya se desmarcó todo lo que pudo acudiendo a un solo acto.

Un dirigente del partido morado consultado por este periódico compara la actuación que tiene Yolanda Díaz a día de hoy con la que tenía al inicio de la legislatura, cuando estalló la pandemia. «En ese momento parecía una más del PSOE, más cerca de sus decisiones y su ideario que del que defiende Podemos por el que llegó al Gobierno» asegura. Entonces Iglesias no escondió su malestar con la entonces ministra de Trabajo. E incluso le pasó por la cabeza pedir a Pedro Sánchez su relevo, impulsado por la buena valoración en las encuestas de la gallega que despuntaba frente a sus pésimos datos.

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