Iceta quiso prohibir su caso: propuso una ley para impedir la entrada en el Senado de un diputado autonómico

Miquel Iceta
El primer secretario del PSC, Miquel Iceta (Foto: Efe)
Carlos Cuesta

Miquel Iceta quería prohibir que un diputado autonómico, como él, pudiese ser senador. Ni hablar, por supuesto, de ser además presidente del Senado. Pero algo ha cambiado: básicamente el hecho de ser él el elegido para ser, no sólo, senador, sino cabeza de todo el Senado: presidente de la Cámara Baja. Y ahora, en este preciso momento, la proposición de ley autonómica que él mismo tramitaba ha pasado al olvido, aunque anteriormente los socialistas encontrasen todo el sentido a su propuesta de norma.

El Boletín Oficial del Parlamento catalán recogió la entrada de esta proposición de ley el 28 de enero de 2016. Se trataba de una ampliación del régimen de incompatibilidades y de conflictos de intereses de los cargos electos en el Parlamento de Cataluña. Un propuesta que buscaba que un elegido para ser diputado autonómico fuera eso y no otra cosa. Y que no pudiera ser senador.

La explicación de su proposición no dejaba de tener connotaciones un tanto nacionalistas. Y es que la memoria justificativa de la iniciativa apuntaba que “la ausencia de una regulación propia en esta materia comporta que la mayoría de aspectos se tengan que regir por la normativa española”, como si eso fuera un problema.

Pero, tras ese tipo de explicaciones iniciales, la proposición de ley iba al fondo del asunto y señalaba que se debía incrementar el régimen de incompatibilidades ante “la creciente y muy razonable demanda social de transparencia” respecto de la actuación de los cargos públicos.

Y entre esas incompatibilidades se hacia figurar de forma expresa la de que un diputado autonómico, como es el caso de Miquel Iceta, fuese senador, o diputado nacional o del Parlamento Europeo.

Por el momento Miquel Iceta no ha anunciado renuncia alguna de su actual cargo de diputado regional. Pero, además, y al margen de ello, la proposición de ley aludía al compromiso de “transparencia” adquirido con la población a la que se le había pedido el voto, de forma que los ciudadanos supiesen a quién habían elegido para el cargo. Y lo cierto es que ahora, el cargo que eligieron los votantes espera que le confirmen su huida de la sede para la que fue electo. Porque lo que quiere es ir a un cargo mucho mejor pagado y donde sus atribuciones nada tendrán que ver con las designadas por los votantes.

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