El hijo de un asesinado por Parot: «¿Qué cabe esperar de un presidente que da el pésame por un etarra?»
El 25 de mayo de 1979 el comando itinerante de ETA, liderado por Henri Parot, asesinó al teniente general Luis Gomez Hortigüela, a los coroneles Agustín Laso Corral y Jesús Ábalos Jiménez y al conductor civil Luis Gómez Borrego. Lo hizo a las nueve y cuarto de la mañana en el madrileño barrio de Prosperidad disparando dos ráfagas de metralleta y lanzando una granada al interior del vehículo en el que viajaban las cuatro víctimas.
Carlos, hijo del coronel Ábalos, estudiaba primero de Derecho y se encontraba en la Facultad cuando se enteró de que la banda terrorista ETA había atentado contra unos militares. Comentó con un compañero que seguro que su padre les conocía porque era coronel. En ningún momento se le pasó por la cabeza que una de las víctimas podría ser su padre. Tenía 61 años, estaba casado y era padre de cinco hijos.
Cuarenta y dos años después, Carlos rememora para OKDIARIO la tragedia de aquel día para denunciar la «absoluta indignidad» a la que ha llegado la sociedad y los poderes públicos que atienden impasibles a los homenajes que este sábado van a celebrarse en el País Vasco a mayor gloria de Henri Parot, «el mayor asesino que hay ahora mismo en las cárceles españolas», con 39 asesinados, 26 atentados y 43 heridos a sus espaldas.
Aunque los convocantes del homenaje han reculado y desconvocado la marcha homenaje a Parot-según Ábalos, una decisión fruto de un pacto oculto entre el Gobierno y Bildu por la presión de las víctimas del terrorismo y que únicamente tiene fines electorales-, éste se va a celebrar igualmente maquillado como unas concentraciones «en las plazas de Euskal Herria» bajo el lema «no a la cadena perpetua. Derechos Humanos, convivencia y resolución».
Ábalos lamenta a este periódico que las víctimas se sienten «absolutamente desamparadas» viendo como se celebran estos homenajes, que se cuentan por cientos en el País Vasco, ante la inacción de la Justicia y las instituciones y mientras la sociedad mira para otro lado.
Ni que decir del Gobierno de Pedro Sánchez del que asegura ya no espera nada. «¿Qué cabe esperar de un presidente del Gobierno que da el pésame por la muerte de un etarra?», se pregunta.
«El Gobierno está siempre colaborando con los proetarras de Bildu porque les debe algo. Jamás le he escuchado ni una crítica a Bildu», desliza, antes de matizar que el abandono de las víctimas del terrorismo no se ha producido únicamente con el Gobierno de Sánchez, sino que se viene produciendo desde hace años y años.
En este sentido rememora que al funeral de su padre no acudió el entonces presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, ni tampoco el alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván.
Por otra parte, Ábalos critica a la Justicia española, a la que califica de «porquería» y se pregunta cómo es posible que existan en España unas leyes penales «tan delirantes» que permitan que «un sujeto de estas características pueda salir de prisión después de haber cumplido sólo 31 años de prisión, menos de un año por asesinado, cuando está condenado a 5.525 años».
Además, le irrita especialmente que la doctrina del Tribunal Supremo por la que los beneficios penitenciarios comenzaron a aplicarse sobre el total de la pena impuesta a los presos y no sobre el máximo de 30 años de cumplimiento de condena, se bautizara como «doctrina Parot».
«No puede ser que este asesino sanguinario dé nombre a una doctrina. Hay gente que se piensa que es un reputado jurista», señala.
Para Carlos, ETA no ha sido derrotada, sino que ha sido la banda terrorista la que ha derrotado a toda la sociedad española, que se mantiene indiferente ante homenajes a sanguinarios asesinos. «Se dedican a dar conferencias en colegios, universidades… a mí nunca me han llamado para dar ninguna conferencia y tendría mucho que contar», apunta.
«Vemos cómo la gente se indigna y sale a la calle por pequeños delitos de odio -que en algunos casos ni siquiera se han producido- y, en cambio, callan ante estos homenajes», agrega.
Ábalos opina que este sábado debería haber miles de autobuses camino de Mondragón para sumarse a las protestas convocadas por PP y Vox para expresar su repulsa a los homenajes a etarras y apoyar a las víctimas del terrorismo. En su caso no viaja porque le resulta demasiado insoportable compartir espacio con los que jalean al asesino de su padre.
«Es tan desagradable ver a esa gentuza a tu lado, tan desagradable, que prefiero quedarme al margen por salud mental», zanja.
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