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La floristera sancionada por Colau: «Lo mismo si pongo las plantas en una manta no me multan»

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María Pons es la propietaria de la floristería más antigua de España, el próximo año cumplirá 100 años. En la puerta de su establecimiento crece una buganvilla conocida por los barceloneses por su dimensión y el color que aporta al paisaje. Ahora, el Ayuntamiento de Ada Colau le ha impuesto una multa de 900 euros provocando, no sólo el enfado de la floristera sino también de los vecinos.

«Hemos recibido una carta del Ayuntamiento de Barcelona diciendo que las flores que tenemos en la calle no podían estar ahí y que nos multaban», cuenta María a OKDIARIO. «Al principio, el aviso de multa fue de 1.800 euros y a partir de ahí podíamos hacer alegaciones. Ahora, nos ha llegado ya una multa de 900 euros», asegura.

La propietaria asegura que no se trata de un caso aislado sino que «muchos floristas conocidos» han recibido el mismo aviso. El suyo ha sido uno de los casos más conocidos por poseer una floristería en plena Rambla de Cataluña.

«Hablo en nombre de todos mis compañeros floristas, que nos intentamos ganar la vida honradamente y que no podemos pagar lo mismo que la terraza de un bar porque nosotros adornamos la ciudad», añade.

La floristera se queja porque el Ayuntamiento ha creado un proyecto para plantar vegetación en los huecos de los árboles y, sin embargo, ella debe pagar 900 euros por haber plantado la famosa buganvilla que adorna la calle: «Nosotros en este caso, tenemos una planta desde hace mucho tiempo y que favorece el ecosistema y con la que la gente está encantada y recibimos una multa», asevera.

María cuenta con el apoyo de sus vecinos que ahora están «muy enfadados»: «A veces hay hasta 12 personas aquí preguntándome cómo el Ayuntamiento puede hacer esto».

La barcelonesa cuenta que la buganvilla es conocida en todo el barrio y que, incluso, «muchos de los políticos se han hecho aquí su foto de partido».

Otra de las críticas que explica es el doble rasero de Colau con la ocupación del espacio público, especialmente con la permisividad de la venta ambulante: «Estoy por poner una mantita de top manta y hacer una ‘performance’: le pongo cordelitos y me voy corriendo o algo así «, se ríe.

María no piensa rendirse y asegura que tomará todas las medidas posibles para evitar que le obliguen a cortar la planta: «Si me tengo que atar a la buganvilla, me ato y si tengo que dormir aquí me cojo una tienda de campaña y duermo aquí», aseguro.

Recogida de firmas

«En tres semanas hemos recogido 7.000 firmas sin hacer uso de las redes y ahora queremos hacerlo viral», asegura la propietaria de la antigua floristería.

«A mí, tener una planta en el interior no me importa pero matar una buganvilla… Yo soy mayor y no quiero tener plantas en la calle pero sí me dolería mucho que mataran ésta», añade.

Su plan es que las firmas aumenten en las próximas semanas y es en ese momento cuando presentará las mismas en el consistorio barcelonés para intentar evitar la multa y sobre todo, para evitar que le quiten la planta.

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