Instituciones penitenciarias

Estas son las 6 armas letales que los presos crean en las cárceles para enfrentarse a los funcionarios

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Funcionarios de prisiones han proporcionado en exclusiva a OKDARIO fotografías del material que requisan a diario en las cárceles españolas. Objetos comunes que son transformados en armas potencialmente letales.

Los internos las fabrican utilizando como materia prima objetos de uso cotidiano sobre los que despliegan una imaginación no vista hasta ahora por los funcionarios. “Donde una persona ve un objeto normal, ellos visualizan un arma para matar”, cuentan a este diario fuentes penitenciarias que conviven a diario con estas situaciones.

Según explican a OKDIARIO, los internos pasan “muchas horas en soledad”, pensando, y emplean ese tiempo en imaginar cómo convertir todo aquello que les rodea en un arma. Estas son las seis más temidas por los funcionarios de prisiones:

HUESOS. Afilan los huesos de los muslos de pollos que se sirven en la comida o la cena para convertirlos en objetos punzantes. Es una de las más difíciles de detectar, porque los internos pueden portarla sin ser detectados al pasar por el arco de seguridad.

LATAS DE CONSERVAS. Con las tapas de metal fabrican cuchillos afilados capaces de provocar daños físicos significantes. Las adquieren en el ‘economato’ (el establecimiento dentro de prisión que cumple la función de un supermercado).

BARANDILLAS DE LA CISTERNA. Desmontan el pulsador de agua del váter que está incrustado en la pared y de ahí sacan una barandilla de hierro. Las utilizan para fabricar armas empleadas en reyertas que se han cobrado la vida de algunos internos. También fabrican armas similares con las varas de un muro de carga, con los vierteaguas de las ventanas, las tuberías…

BOTAS. Algunos calzados llevan incorporados placas de metal para reforzar la firmeza de ciertas zonas. Los internos consiguen extraer esas placas, que les sirve de base para elaborar distintas armas. El metal es un bien codiciado entre la población reclusa.

BOLÍGRAFOS. Les retiran la cápsula que alberga la tinta y les colocan una hoja de afeitar. Las cuchillas se las proporciona el Ministerio de Interior en el ‘kit de aseo’ que se les entrega a los reclusos.

– PUÑALES. Cualquier objeto susceptible de ser afilado es un puñal para los internos. Desde un cepillo de dientes hasta el palo de una escoba. Además, los cepillos dentales son muy difíciles de identificar en los controles de seguridad porque ocultan la forma punzante superponiendo un cabezal.

LA ONDA. Consiste en un calcetín en el que se introduce una piedra o una lata de Coca-Cola llena y que se lanza a la cabeza de la víctima.

Estas son algunas de las más comunes entre la infinidad de armas blancas y arrojadizas que se encuentran en los centro penitenciarios de España. Sin embargo, los funcionarios de prisiones encargados de velar por la seguridad y establecer el orden en las cárceles únicamente disponen de un ‘Walkie Talkie’ como medida de defensa.

“Va empalmado”

Otros de los cauces utilizados por los presos para disponer de un arma en la cárcel es introduciéndola desde el exterior. Fuentes penitenciarias explican que esta vía suelen emplearla aquellos internos que se encuentran en tercer grado, un régimen de semilibertad, que les permite acudir al centro sólo para pernoctar.

Estos internos ‘cuelan’ en el interior de la prisión armas blancas, como navajas, tras introducirlas por vía rectal. Cuando un funcionario se percata de ello advierte a sus compañeros empleando la siguiente expresión “el preso va empetado”. En la misma ‘jerga’ los presos utilizan la expresión “va empalmado” cuando se refieren a una persona que va armada.

“El chivato”

Fuentes internas explican a OKDIARIO un comportamiento que se manifiesta entre los presos musulmanes. Estos suelen recurrir a esconder en su boca, concretamente debajo de la lengua, dos hojas de cuchillas de afeitar. Las utilizan cuando quieren marcarles el rostro a algún compañero que consideran “un chivato”.

Colocan las dos hojas entre los dedos y golpean con un puñetazo a la víctima en la cara. De esta manera el interno queda marcado de por vida y todos los presos le identifican como “el chivato” – aunque no lo sea -.

“Tenemos miedo”

«Tenemos miedo… pero, miedo real», «sufrimos violaciones», «somos víctimas de violencia»… Son algunos de los testimonios recabados por OKDIARIO entre funcionarios de prisiones que ocultan su identidad por temor a sufrir represalias.

Explican cómo ha cambiado el perfil de los internos. “Ya no llegan a las cárceles presos toxicómanos sino homicidas, violadores o personas realmente peligrosas”. En estas prisiones se encuentran reclusos como el asesino del hotel Reyes Católicos que mató de dos puñaladas a su compañero de celda; o Mingorance Corral quien también asesinó a su compañero en el módulo 1.

“Nos han soltado en un patio y nos han dicho búscate la vida”
Los funcionarios reclaman al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, una mayor formación sobre los protocolos de agresión o las técnicas que deben ejecutar para reducir a un preso violento. La falta de preparación física y de autodefensa está ocasionando multitud de incidentes en los centros.

A esto se une la necesidad extrema de rejuvenecer y ampliar la plantilla de funcionarios. Explican que hay 3.500 vacantes que no se han cubierto, esto origina situaciones como que una sola persona esté al cargo de 120 internos muy violentos. Además, añaden que la media de edad de los funcionarios de prisiones es de 54 años lo que deriva en una plantilla cada vez más envejecida frente a prisioneros cada vez más violentos.

La plataforma “Tu abandono me puede matar’ ha iniciado un movimiento interno por toda España, y junto a los sindicatos de los empleados de Instituciones Penitenciarias se manifestarán en Madrid el próximo 11 de diciembre para reivindican unas mejores condiciones laborales.

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