Los críticos de Podemos exigen a Iglesias limitar mandatos y sueldos ante «la caída libre» del partido
Los críticos de Podemos exigen a Pablo Iglesias un decálogo de medidas urgentes para tratar de revertir la «caída libre» en la que el vicepresidente del Gobierno ha sumido al partido, que ha abandonado los postulados del 15-M. Piden limitar los mandatos a cuatro años y una reducción salarial para los cargos públicos para que estos no se conviertan en casta y abandonen la conexión con los votantes que dicen representar.
Representantes de distintas candidaturas alternativas a las listas oficiales apoyadas por Pablo Iglesias han celebrado en Toledo una reunión para frenar «el descalabro», agudizado en las recientes elecciones vascas y gallegas. Se están organizando para ofrecer alternativas a la estrategia pablista que, lamentan, pasa por no hacer ninguna autocrítica.
El objetivo de estas corrientes es «articular una respuesta en el interior de la organización a la crisis de Podemos». Han elaborado un manifiesto de seis páginas que concentra los puntos flacos del partido bajo las riendas de Iglesias.
Entre los dirigentes críticos está Fernando Barredo, el único rival que logró, a pesar de las dificultades, los avales para plantar cara a Iglesias en las primarias de la Tercera Asamblea Estatal (Vistalegre 3). Ello dio legitimidad al proceso. Ahora, ha impugnado los resultados de este congreso y ha presentado en la Fiscalía Anticorrupción una denuncia contra las varias irregularidades observadas en el transcurso de las votaciones.
Acabar con hiperliderazgos
Apuntan que hay «varias premisas que son fundamentales». Reclaman una auténtica democracia interna y radical ante las sombras de pucherazo en las votaciones internas, acotar los mandatos a cuatro años tras ver que Iglesias se perpetúa en su sillón, limitación salarial real para evitar que los cargos públicos pierdan el contacto con la realidad de la ciudadanía de clase obrera o, entre otros puntos, eliminar los hiperliderazgos ante el ordeno y mando que ejerce Iglesias.
También piden una estructura federal para evitar «el centralismo antidemocrático», un mesa de coordinación interterritorial, una organización como movimiento sociopolítico y menos como partido, listas electorales elegidas realmente por las bases y un programa electoral de mínimos. «Sólo la unión hará la fuerza, pero cada pieza tendrá que llegar sana, no podrida, para no pudrir al resto», sentencian.
Traición a los principios
En el diagnóstico que realizan desde esta corriente constatan que «Podemos lleva años electoralmente en caída libre y sin visos de cambiar en su dirección; sólo queda uno de sus fundadores y con muy poco del discurso inicial de 2014». «Se ha modificado la democracia interna para laminar a las voces discordantes con Pablo Iglesias; incluso en la última Asamblea Ciudadana Estatal se han usurpado los cargos conseguidos por las fuerzas no oficialistas», denuncian. Como publicó OKDIARIO, a las corrientes críticas les corresponden varios puestos en la ejecutiva nacional aplicando correctamente el sistema Desborda, sin embargo, el aparato les niegan estos asientos.
«Evidentemente, este Podemos no es el que surgió del 15-M. Nos dicen permanentemente ‘si no te gusta, vete y crea tu propio partido’. El CCE (la ejecutiva morada) se ha configurado fraudulentamente en clandestinidad y ha concluido que son las ‘luchas internas’ y la falta de organización las causas principales del reciente desastre electoral», lamentan, para señalar que estos enfrentamientos se deben precisamente «a la falta de democracia interna y a sus manipulaciones y arbitrariedades en los procesos internos».
Pensamiento único
«La culpa de que las organizaciones no puedan hacerse fuertes es de quienes destruyen la democracia interna, laminan o expulsan a las voces críticas y terminan construyendo nichos de pensamiento único», señalan. Aseguran además que «Iglesias, Montero y sus aliados le han hecho perder más votos a la izquierda que cualquier campaña de la derecha, o cualquier error del Gobierno».
Por otra parte, lamentan que «Podemos fue un movimiento plural en lo ideológico. Compuesto por el sector neocomunista alrededor de Iglesias y de militantes de las Juventudes Comunistas y del PCE e IU, un sector nacionalpopulista, liderado por Íñigo Errejón y, además, un partido troskista, Izquierda Anticapitalista», exponen. Sin embargo, al margen de estas corrientes, la militancia no tenía ideologías marcadas. «Mucha gente nunca había hecho política hasta que Podemos cuestionó a políticos, banqueros… la casta dominante heredada del franquismo», remarcan.
Se sumaban «otras sensibilidades políticas: anarquistas, libertarios, altermundistas, ecologistas, independientes de movimientos sociales y muchos ex militantes y votantes socialistas, desengañados por la deriva del PSOE». Ahora, el sectarismo es tal que aunque «este grupo era importante en los inicios, ahora, en según qué círculos, está mal visto».
Sobre la compra del casoplón de Galapagar, indican que «bastaba con salir a la calle y preguntar a nuestros votantes su opinión sobre la cuestión del chalet y el absurdo referéndum montado por parte del tándem Iglesias-Montero, para advertir su repercusión y las consecuencias directas de semejante cambio de discurso, de la pérdida de coherencia y, por tanto, de credibilidad».
«Síndrome del rey desnudo»
«El verticalismo es la antítesis del 15-M y de los principios éticos de Podemos. El culto a la personalidad y la adulación al líder han convertido a su secretario general en prisionero del ‘síndrome del rey desnudo’. La negación de esta realidad sólo se entiende por prebendas económicas o de aspiraciones. También la ceguera puede deberse a mentalidades ‘funcionariales’ en Podemos, por venir de la tradición del peor partido estalinista», afean.
Critican que «los disidentes son invisibilizados y perseguidos, como herejes de la Iglesia del ‘Papa Pablo’ y de sus ‘obisPodemos’. El fundamentalismo parece haber llegado para quedarse. La crítica a los errores o a las malas prácticas provocan la reacción y el insulto de los servidores del aparato. La falta de democracia interna y prácticas fraudulentas han terminado en una estructura piramidal en que hoy se ha convertido Podemos».