Los creadores del sistema de votación de Podemos: «No vigilamos la identidad de los votantes, eso lo hacen ellos»
Los abogados purgados por Podemos tras investigar presuntas irregularidades abren de nuevo la sospecha sobre las consultas del partido a sus bases
La sombra sobre las votaciones en Podemos ha existido siempre pero es ahora, tras las denuncias de los abogados purgados por investigar presuntas irregularidades, cuando de nuevo saltan a la luz. Lo cierto es que Agora Voting -ahora denominada nVotes-, la empresa que diseñó el sistema de software libre utilizado para las consultas del partido, nunca tuvo acceso al censo, siempre custodiado por la formación. «Nuestra responsabilidad no era sobre el censo, eso recae sobre la organización. Con otras organizaciones sí lo gestionamos nosotros, pero con ellos esa división de responsabilidades existió desde el principio», confirman a OKDIARIO fuentes de alta solvencia de esta empresa. Eso se traduce en que, entre sus funciones, no estaba la de comprobar si las personas que votaban en la consulta eran reales.
Los purgados por Podemos, tras la revelación de la exclusiva de este periódico sobre la escola de Irene Montero, apuntaron a posibles irregularidades en las consultas. A lo largo de toda su trayectoria, el partido ha requerido el aval de sus bases ante cuestiones especialmente polémicas, como la compra del chalet de Galapagar, también destapado por OKDIARIO. Iglesias y Montero abrieron entonces un plebiscito a la militancia para decidir sobre su continuidad, que se cerró con un apoyo abrumador. La consulta, en cambio, no contó con auditor externo que verificase su adecuado desarrollo. De ello se hizo cargo el partido.
En una carta al Consejo Ciudadano de Podemos, la responsable de Cumplimiento Normativo, Mónica Carmona, cesada por investigar posibles irregularidades, avisaba de presuntos delitos: «Estamos hablando de irregularidades financieras, en materia laboral y de limpieza en la realización de las consultas y primarias del partido que de confirmarse pondrían en cuestión los elementos centrales de nuestra legitimidad como organización», advertía en la misiva.
«Todo depende de sus garantías»
Podemos decidió formar a varios de sus trabajadores para poder manejar el software y prescindir de supervisores en varias votaciones. «Cuando hemos trabajado con ellos no hemos tenido acceso al censo, ni siquiera a la autenticación de quienes votaban. Simplemente, interveníamos una vez el votante estaba ya autorizado por el partido», insisten desde la empresa, donde señalan el total desconocimiento sobre cómo Podemos lleva a cabo esa comprobación de las identidades. Un paso clave para asegurar que el resultado final se ajuste a la realidad.
«Desconocemos qué sistemas utilizan internamente, ni siquiera cuando trabajábamos con ellos lo sabíamos. Realizan una serie de verificaciones internas, a través de una especie de interventores, que son personas relacionadas con el partido y que, si ven algo raro, lo advierten», señalan. Agora Voting/nVotes supervisó la última votación de Podemos en marzo.
En la práctica, pues, todo depende de la voluntad de la propia organización. O de su cúpula. Siendo así, ¿se puede asegurar que las consultas son reales? «Pues todo depende de los procesos garantistas que tengan internamente», señalan desde Agora Voting. Y explican que «en cualquier organización es difícil saber quién forma parte del censo, más allá de lo que te diga la propia organización».
El sistema de votación tampoco asegura de por sí el secreto de voto, si no existe una aplicación estricta y ‘blindada’ por parte de las denominadas ‘autoridades’, una figura parecida a los interventores tradicionales. «Mientras una de las autoridades siga siendo independiente, el voto será seceto. Pero nosotros no sabemos qué autoridades existen cuando no trabajan con nosotros… Dependiendo de eso, el secreto de voto se mantendría, o no», señalan desde Agora Voting/nVotes.
En otras palabras: el sistema es cien por cien fiable si las personas que lo controlan tienen el compromiso de obrar con responsabilidad y transparencia, como ocurre cuando las votaciones están directamente gestionadas por una empresa externa, como Agora Voting/nVotes. En otro caso, todo depende, de nuevo, de la buena intención de quienes supervisen la consulta.