Sánchez podrá vetar a Vox en la Comisión de Secretos Oficiales tras abrir las puertas del CNI a Iglesias

Con la actividad parlamentaria ya a pleno rendimiento, el Congreso no ha constituido aún una de sus comisiones, la que da acceso a los secretos oficiales y que controla al Centro Nacional de Inteligencia (CNI). La complicada aritmética de la Cámara dificulta enormemente su composición ya que, según el Reglamento, para acceder a las materias clasificadas se requiere del apoyo de tres quintas partes del hemiciclo, es decir, 210 diputados. Eso implica, por ejemplo, que la sola suma de los socios del Gobierno socialcomunista, PSOE y Podemos, será suficiente para vetar la presencia de otras formaciones, ya que estos partidos llegan a los 155 diputados. El resto de grupos -incluidos los separatistas– suma 195 votos. Por ello, necesariamente se requiere del apoyo de uno de los dos. En el caso de Vox, parece altamente improbable que recabe el del PSOE.

Precisamente, estos días se ha conocido que el vicepresidente segundo Pablo Iglesias formará parte de la Comisión Delegada para Asuntos de Inteligencia del CNI, encargada de coordinar los servicios de información y en la que podrá conocer los asuntos más sensibles del Estado además de las operaciones de inteligencia estratégica. Por esta Comisión pasan los principales asuntos de Inteligencia del país, como nuestras colaboraciones internacionales en materia de posicionamiento frente a narcodictaduras –como la venezolana- o nuestro papel frente a Irán.

Los pactos imposibles del Congreso dificultan la puesta en marcha de la Comisión parlamentaria ante la que debe rendir cuentas el Centro Nacional de Inteligencia.

Para empezar, la presencia de los independentistas de ERC, Junts, Bildu o la CUP se da por descartada ya que es necesario que reciban votos de PP, Vox y Ciudadanos. Por otro lado, PP y Ciudadanos también requieren al PSOE para acceder a la Comisión, aunque, en este caso, la entrada se da por hecha. Los socialistas también precisarán del apoyo de estas formaciones para sumar la mayoría necesaria de 210 votos.

Otra cosa es Vox. El PSOE no ha expresado formalmente su voto, pero los socialistas ya dejaron claro que no piensan contribuir a que el partido de Santiago Abascal tenga presencia en los órganos parlamentarios.

Durante la negociación de las presidencias del resto de comisiones, el portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, ya se quejó del «rodillo» de PSOE y Podemos para dejarlos fuera. Finalmente, los socialistas se repartieron las presidencias con sus socios y con el PP, lo que ha permitido, por ejemplo, que Podemos -pese a ser cuarto grupo en la Cámara- dirija seis.

No existe aún previsión para que la Comisión de secretos se constituya. Según fuentes parlamentarias, no se planteará hasta que exista un mínimo acuerdo entre los grupos, algo que a día de hoy no está a la vista.

Las votaciones para poner en marcha este órgano siempre son delicadas. En 2017, por ejemplo, el Pleno del Congreso aceptó la entrada de ERC -tras una ausencia de nueve años- y PDeCAT. Sólo Ciudadanos se opuso y desde el PP se alegó que los republicanos disponían de grupo propio.

En esta Comisión comparecen altos cargos de los ministerios de Interior, de Defensa, además del CN, y sus deliberaciones son secretas.

Recientemente, la portavoz de Coalición Canaria, Ana Oramas, reclamó por ejemplo que los implicados en el escándalo del ‘Delcygate’ – los responsables de Transportes, José Luis Ábalos; de Interior, Fernando Grande-Marlaska y de Exteriores, Arancha González Laya- compareciesen ante esta Comisión para dar las explicaciones debidas.