El cese de Bescansa despierta a los críticos de Iglesias: «Acabará retirado por los que margina»
El cese de Carolina Bescansa como portavoz de Podemos en la Comisión Constitucional -sustituida por Irene Montero- ha elevado de nuevo el tono de las críticas internas, en los últimos tiempos enfriadas.
En la formación se reabre el debate por la línea unilateral impuesta por Pablo Iglesias, que se traduce en forma de destituciones de la disidencia, como en su momento ocurrió con la corriente ‘errejonista’.
Las distancias con Bescansa se producían en el marco de la estrategia sobre la cuestión catalana. La diputada -que en su día ya renunció a su puesto en la Ejecutiva por diferencias tácticas con el núcleo de Iglesias- defendía que el partido se postulaba como más próximo a las tesis independentistas que a lo que piensan la mayoría de sus votantes.
Montero argumentó el cese en que en los próximos meses empezará a debatirse una reforma de la Constitución y «los miembros de la dirección debían estar ahí». Iglesias intentó atajar después el debate con una reunión de grupo parlamentario y una carta a la militancia en la que explicaba la postura de Podemos, cuestionada desde diversos sectores internos. En la misiva, atacaba al «bloque monárquico» que, dice, forman PP, PSOE y Ciudadanos en la aplicación del 155 y defendía la celebración de un referéndum pactado.
Pero en Podemos la fractura es crónica y sus intentos de coserla, superficiales. El cese de Bescansa, en cambio, ha envalentonado a los críticos que consideran que «Iglesias acabará retirado por los que ha ido dejando por el camino», en referencia, por ejemplo, a Íñigo Errejón, con el que el líder de Podemos prepara una candidatura única para las primarias de la Comunidad de Madrid.
En fuentes internas se sostiene que Iglesias intentará contentar a la corriente afín a la diputada con un puesto de buen nivel. Pero la destitución no ha sentado bien. «Una fundadora más que se suma a los marginados», apuntan.
La organización de la corriente interna, silenciosa, es un hecho que refleja ya resultados. En las recientes primarias en Aragón, el candidato próximo a Errejón, Nacho Escartín, se impuso a los de Iglesias con una mayoría holgada de casi el 60 por ciento de los votos, frente al 35 por ciento de la la apuesta ‘oficial’. Escartín sustituye en el cargo a Pablo Echenique, que renunció para emplearse de lleno en la Secretaría de Organización.
La conquista de la plaza aragonesa tiene un importante valor simbólico para el ‘errejonismo’, porque, en su equipo, integra además a personas muy cercanas al exnúmero dos, como Violeta Barba, presidenta de las Cortes de Aragón. Y podría ser el principio de una lista de renovaciones, en las que la corriente opuesta a Iglesias vaya encontrando su hueco.
Consejo Ciudadano
Iglesias atesora una larga lista de ‘purgas’ en su camino como dirigente de Podemos. Desde el impacto que provocó la salida de Sergio Pascual al frente de la secretaría de Organización de Podemos, por su afinidad manifiesta con Errejón, a José Manuel López como portavoz en la Asamblea de Madrid o Tania Sánchez, promotora de la candidatura alternativa a Ramón Espinar en las primarias madrileñas. Los críticos no descartan un nuevo Consejo Ciudadano el año que viene, en puertas de las elecciones autonómicas y municipales de 2019, que podría suponer un duro golpe para el secretario general.
En la pasada asamblea de Vistalegre- celebrada en febrero-el líder de Podemos logró mayoría absoluta en este órgano tras conseguir el 60% de sus nuevos miembros (37 de los 62, frente a los 23 de Errejón). Iglesias -que en campaña lanzó el órdago de una posible renuncia si perdía las votaciones- fue reelegido a enorme distancia de Errejón y logró imponer la denominada ‘línea dura’ en Podemos.