Bruselas pide un «seguimiento particular» de las reservas de gas a España en plena llegada del frío

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Carlos Cuesta

Una Comunicación de Bruselas del pasado mes de octubre al Parlamento Europeo y al Consejo Europeo destacaba la necesidad de mantener un “seguimiento particular” sobre las reservas de gas natural ante la crisis energética y la llegada del frío en España y el resto de estados. El documento asegura que no hay un riesgo “inmediato” de suministro de energía. Pese a ello, advierte de que “la seguridad del suministro, los niveles de almacenamiento de gas y el buen funcionamiento del mercado del gas necesitan un seguimiento particular antes de la temporada de invierno”.

El documento llama la atención sobre un problema general. Pero también es verdad que la propia documentación que aporta la UE señala a España como uno de los países con menor preparación a nivel de reservas de gas. El documento de la Comisión Europea señala que la UE, “al igual que muchas otras regiones del mundo, se enfrenta actualmente a un fuerte aumento de los precios de la energía. Esto constituye una gran preocupación para los ciudadanos, las empresas, las instituciones europeas y los gobiernos de toda la UE”.

Según el organismo comunitario, “el repunte actual se debe principalmente a la creciente demanda mundial de energía en general, y de gas en particular, vinculada a la recuperación. Aunque en el pasado se han producido fluctuaciones de los precios de la energía, en la actualidad la UE comienza a salir de la crisis de la Covid-19. Los hogares y las empresas europeos se enfrentan a la perspectiva de un aumento de las facturas energéticas en un momento en que muchos de ellos se encuentran en una situación delicada por la pérdida de ingresos derivada de la pandemia”.

Bruselas no duda en admitir que “esto puede afectar a la recuperación y a que esta sea justa e inclusiva. También supone un riesgo para la confianza en la transición energética y el apoyo a ésta, que son necesarios no sólo para evitar un cambio climático desastroso, sino también para reducir la vulnerabilidad de la UE a la volatilidad de los precios de los combustibles fósiles”.

La Comisión Europea afirma que “tras escuchar a los estados miembros y al Parlamento Europeo, ha preparado la presente Comunicación para adoptar y apoyar las medidas adecuadas para mitigar el impacto de las subidas temporales de los precios de la energía”. Entre ellas figura la petición a los países para que alivien el impacto de esta subida del precio de la energía con rebajas fiscales y devolviendo parte de lo recaudado convirtiendo esos ingresos recaudatorios en bonificaciones o ayudas para los consumidores más afectados.

El documento señala que “el marco político de la UE ya permite a los estados miembros adoptar inmediatamente una serie de medidas específicas para proteger a los consumidores vulnerables y mitigar los efectos en la industria. De hecho, la mayoría de los estados miembros ya han anunciado medidas para hacer frente a la situación actual. Esta caja de herramientas permite un enfoque coordinado para proteger a los que corren mayor riesgo. Está cuidadosamente calibrada para alcanzar el objetivo de abordar los efectos negativos de las subidas repentinas de los precios y garantizar la asequibilidad sin fragmentar el mercado único europeo de la energía ni poner en peligro las inversiones en el sector de la energía y la transición ecológica”.

Seguimiento particular

Bruselas desliza también en el documento una frase delicada: “Aunque el suministro de energía no está en riesgo inmediato y los mercados esperan actualmente que los precios al por mayor del gas se estabilicen a un nivel más bajo para abril de 2022, la seguridad del suministro, los niveles de almacenamiento de gas y el buen funcionamiento del mercado del gas necesitan un seguimiento particular antes de la temporada de invierno”.
Traducido: no se atreve a hablar de fechas más allá de un escenario “inmediato” y, además, pese a decir que se descarta un “riesgo” en el suministro, pide una especial atención en las reservas de gas.
Bruselas señala por último que “el aumento actual del precio de la electricidad se debe principalmente al aumento de la demanda mundial de gas a medida que se acelera la recuperación económica. El aumento de la demanda no ha ido acompañado de un aumento de la oferta, esto ha tenido unos efectos que se han dejado sentir no solo en la UE, sino también en otras regiones del mundo».

Añade, que, además, se han observado volúmenes de gas más bajos de lo previsto procedentes de Rusia, lo que ha tensionado el mercado a medida que se aproxima la temporada de calefacción. Aunque ha cumplido sus contratos a largo plazo con sus homólogos europeos, Gazprom ha ofrecido poca o ninguna capacidad adicional para aliviar la presión sobre el mercado del gas de la UE. El retraso en el mantenimiento de las infraestructuras durante la pandemia también ha limitado el suministro de gas”.

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