Barberá cobrará 150.000 euros en los dos años y medio que le quedan como senadora

Con su resistencia a dejar el escaño en el Senado, Rita Barberá consigue no solo permanecer aforada ante una inminente imputación por presunto blanqueo de capitales, sino también seguir disfrutando de un jugoso sueldo por ocupar este asiento, a partir de ahora en el Grupo Mixto. 

El reglamento de retribuciones del Senado no establece distinciones entre senadores adscritos o no adscritos, por lo que, con su nueva condición de senadora sin militancia en el partido, Barberá conservará la misma asignación que venía recibiendo hasta ahora: 4.636,29 euros mensuales (2.813,91 euros brutos de asignación base más el complemento de 1.822,38 euros, exentos de tributación, por pertenecer a una circunscripción diferente a Madrid).  A ello hay que añadir un plus de transporte y una tarjeta taxi, que dispone de 3.000 euros para repartir a lo largo de un año, más los gastos por viajes oficiales.

De acuerdo a la ley 9/2010 de la Generalitat valenciana que regula el régimen de los senadores designados en representación de la Comunidad, Barberá podrá permanecer en su asiento “hasta la finalización de la legislatura de Les Corts en la que se produjo su designación”, es decir, la actual.

Así, por tanto, considerando que estas elecciones se celebren en mayo de 2019, a Barberá le restarían al menos 32 meses de sueldo como senadora. Un total de 148.361,28 euros brutos, sin contar los abonos de taxi ni las dietas por viajes oficiales.

Conservará su escaño aunque se convoquen nuevas elecciones

La citada ley especifica además que “si concluyera la legislatura del Senado antes que la legislatura de Les Corts que designó a las senadoras o senadores, se entenderán confirmados en el cargo por el tiempo que reste de la legislatura de Les Corts”. Esto implica que Barberá tendrá garantizado su escaño en el Senado hasta las nuevas elecciones autonómicas, aunque en este tiempo se convocasen nuevos comicios generales. 

El artículo 14 de esta ley establece también los supuestos en que los senadores pueden cesar en el cargo:  por disolución de las Cortes Valencianas, por fallecimiento, incapacidad, renuncia o cualquier otro supuesto previsto en la legislación electoral general, por la pérdida de las condiciones específicas de elegibilidad establecidas en la presente ley o por causa de inelegibilidad no apreciada por la Comisión de Estatuto del Diputado y Diputada con anterioridad a su designación o «consecuencia de incompatibilidad apreciada y no subsanada de las previstas específicamente en la presente ley o en la Ley orgánica de régimen electoral general”. Ninguno de estos supuestos sería, por tanto, de aplicación a Barberá. 

Las ausencias de Barberá

Barberá fue designada senadora en julio de 2015, y desde entonces su polémica presencia (o más bien ausencia) de la Cámara ha sido una constante.

Según constatan sus vecinos de bancada, la exalcaldesa de Valencia apenas aparece por Madrid para asistir a las sesiones plenarias, ni siquiera a las más relevantes. Se ausentó, por ejemplo, reuniones de Rajoy con los senadores del Grupo Popular y tampoco asistió siquiera a la constitución de las comisiones, la pasada legislatura. En esta ocasión sí tenía pensado acudir, aunque la noticia de su investigación la cogió en pleno viaje de AVE y decidió darse la vuelta a Valencia para evitar la expectación mediática. El argumento fue que quería dedicar esa tarde a «estudiar el auto».

En el juramento de su cargo, en julio de este año, los micrófonos la ‘pillaron’  mientras les decía a sus compañeros de bancada que estaba deseando volver a Valencia para meterse en la cama porque no había dormido «nada».  «Ni que fuera la presidenta del Senado», comentó después, ante la expectación provocada por su presencia.