La Audiencia Nacional pregunta a la Fiscalía si debe investigar los homenajes a etarras
La polémica y la indignación ciudadana por la sucesión de homenajes a etarras ha saltado a los tribunales.
Un juez de la Audiencia Nacional, José Luis Calama, ha dado el primer paso y ha pedido a la Fiscalía que se pronuncie sobre si su juzgado es competente para investigar por apología del terrorismo los recibimientos a etarras en Hernani y Oñati que se celebraron el pasado fin de semana, y le ha instado a pedir en ese caso las diligencias oportunas.
Uno de ellos tuvo lugar el sábado con el recibimiento al ex dirigente de ETA José Javier Zabaleta, Baldo, en Hernani, tras finalizar su condena de 29 años de cárcel en la prisión de Zuera (Zaragoza), y otro el domingo en Oñati a Xabier Ugarte Villar, uno de los secuestradores de José Antonio Ortega Lara, tras cumplir 22 años en la cárcel de Topas (Salamanca).
Posteriormente ha tenido lugar este martes un tercer recibimiento en Vitoria a un presunto etarra, Aitor Zelaia, detenido en relación a un zulo con material para fabricar explosivos caseros.
El magistrado toma esta iniciativa tras las dos denuncias presentadas por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y pide a la Fiscalía de la Audiencia Nacional que «informe si procede aceptar la competencia y, en su caso, diligencias a practicar».
«Con carácter previo a pronunciarse este juzgado sobre la aceptación de la competencia diferida, procede dar traslado de las actuaciones al Ministerio Fiscal a fin de que informe sobre si, a su juicio, los hechos objeto de las anteriores diligencias son competencia de la Audiencia Nacional», afirma el juez en sus autos.
Estos homenajes, también denunciados por el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite), se produjeron el pasado fin de semana en las localidades guipuzcoanas.
Los actos suscitaron las críticas de partidos y de instituciones, entre las que destaca la del Gobierno Vasco, que exigió a la izquierda abertzale que deje de organizarlos. El lehendakari Iñigo Urkullu los rechazó y pidió a sus organizadores que tengan un «mínimo de ética».