Reunión en Moncloa

Aragonés no se fía de Sánchez: le pedirá dejar los móviles fuera de la reunión por miedo a ser espiado

Los dos presidentes se reúnen este viernes en el Palacio de La Moncloa

Sánchez se humilla ante Aragonés tras su enfado por espiarle: «Mi respeto, querido president»

Pedro Sánchez y Pere Aragonés.
Pedro Sánchez y Pere Aragonés.
Joan Guirado

El president de la Generalitat, Pere Aragonés, llegará este viernes al Palacio de La Moncloa para reunirse con Pedro Sánchez con sus propias condiciones. La principal: que el jefe del Ejecutivo y él mismo dejen sus teléfonos móviles fuera del despacho en el que se reunirán. Fuentes cercanas al presidente catalán afirman que se trata de «un gesto preventivo» por «miedo a ser espiado». Cabe recordar que este encuentro viene motivado por el espionaje a través del sistema Pegasus que sufrió el separatismo y el propio Aragonés cuando era número dos de la Consejería de Economía. Es por eso, afirman, que «ya sabemos cómo actúa el PSOE».

Fue el pasado mes de mayo cuando se conocieron estos hechos que llevaron a Sánchez a destituir a la entonces directora del CNI Paz Esteban para entregar su cabeza al separatismo. Para solventar la crisis de confianza que golpeó a la Generalitat y al Gobierno de España, Aragonés exigió a Sánchez una reunión «sin condiciones ni límite de tiempo» y con un formato similar al de una visita de Estado. Lo hizo en un acto en el que ambos coincidieron en Barcelona. Pedro Sánchez aceptó rápidamente y pese a que la voluntad de ambas partes era reunirse en cuestión de días, para garantizar la aprobación de varias leyes en el Congreso, el presidente catalán bloqueó el encuentro hasta ahora al no ver concreción en el orden del día.

Ahora, tras las elecciones andaluzas, que provocaron la mayor debacle electoral del PSOE -y el reconocimiento por parte del mismo Sánchez de que pactar con los separatistas era «un lastre»-, el Gobierno ha retomado el diálogo con la Generalitat con la mirada puesta en la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Fue el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, el que dos días después de los comicios en Andalucía descolgó el teléfono para citarse en Madrid con la consellera Laura Vilagrà.

En La Moncloa, ambos posaron en un ambiente relajado en unos sofás del Ministerio de la Presidencia. Hace unos días Bolaños devolvió la visita al Palau de la Generalitat en una puesta en escena muy distinta. Como la que usó Vladimir Putin cuando recibió a Emmanuel Macron en el Kremlin. Con una mesa larga y la anfitriona y el ministro en cada punta. Evidenciando las distancias.

Y es que pese a ese deshielo de las relaciones, provocado por los socialistas para el beneficio de sus propios intereses, las cosas entre ERC y el PSOE, o entre el Gobierno y la Generalitat, no están bien del todo. Unos y otros reconocen que «hay desconfianza». En Cataluña la justifican en «la falta de acción y concreción del Gobierno, con muchas palabras y pocos gestos» mientras que en el Palacio de La Moncloa achacan a sus socios que «son poco fiables y muy dependientes del separatismo más radical».

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