Los 18 vuelos de Sánchez en Falcon para ir a los incendios y volver a La Mareta han costado 200.000 €
El presidente 'ecologista' hizo que esta aeronave militar sumara 34 horas de vuelo
Cada hora del Falcon supone 6.000 euros en gasto de combustible, personal y mantenimiento


Los 18 vuelos que hizo el Falcon, diez de ellos en vacío, con motivo de las vacaciones de Pedro Sánchez y su familia en la Residencia Real de La Mareta (Lanzarote) y sus tres desplazamientos a la Península para visitar varias zonas afectadas por los incendios, costaron más de 200.000 euros. Así se desprende del cálculo promedio habitual que cifra en 6.000 euros cada hora de vuelo en esta aeronave del Ejército del Aire, incluyendo combustible, personal y mantenimiento, según los expertos.
En concreto, según los registros de estos vuelos consultados por OKDIARIO en plataformas online de tráfico aéreo, el Falcon 900 realizó más de 34 horas de vuelo entre el 2 de agosto, día en que Sánchez inició su retiro vacacional en La Mareta, y este lunes, 25 de agosto, fecha de regreso del presidente a la capital para asistir al Consejo de Ministros de este martes. Aquí se incluyen tanto las horas de vuelo con Sánchez a bordo, como las que realizó en vacío esta aeronave de las Fuerzas Armadas para ir y volver entre su base de Torrejón de Ardoz (Madrid) y el aeropuerto de Lanzarote (Canarias). De los cinco Falcon del Ejército, el inquilino de la Moncloa utilizó el T.18-2, el T.18-3 y el T.18-4.
Y es que Sánchez improvisó en estas semanas hasta tres jornadas de visita a Orense, León, Cáceres, Zamora y Asturias para ir a hacerse la foto a zonas arrasadas por los incendios. Eso sí, blindado por un amplio dispositivo de seguridad que impidió a los vecinos afectados acercarse a menos de 200 metros.
Así, 16 vuelos -entre Canarias y la Península y viceversa- de los 18 registrados superaron las dos horas con el Falcon en el aire, mientras que hubo dos de menor duración. Fueron los que realizó el avión presidencial en vacío entre Vigo y León el 17 de agosto, con una duración de 36 minutos, y el día 19 entre el aeropuerto de Matacán (Salamanca) y el de León, también por un tiempo de media hora. Unos desplazamientos que chocan con la apuesta del Gobierno por prohibir los vuelos cortos.
Puede decirse, por tanto, que Sánchez desplegó todo un derroche en gasto público, con el consiguiente desembolso en combustible, y su efecto contaminante, mayor que el de otros medios de transporte. Además, el jefe del Ejecutivo movilizó dos helicópteros Super Puma junto a sus colaboradores en sus tres desplazamientos a la Península desde la Residencia Real de La Mareta (Lanzarote). Sánchez usó estos Super Puma para moverse por zonas afectadas por los incendios en Castilla y León, Extremadura y Asturias.
En estas visitas y pese al uso del contaminante Falcon, el jefe del Ejecutivo PSOE-Sumar recurrió una vez más a su argumentario ecologista para culpar al «cambio climático» de la oleada de incendios que ha abrasado el noroeste peninsular. De hecho, en su primera salida, la que tuvo lugar el 17 de agosto a Orense y León, diez días después de que la situación se agravara en estos territorios, Sánchez propuso un «Pacto de Estado contra el cambio climático».
En su segunda visita, la que efectuó a Cáceres y Zamora, el líder socialista evitó hacer autocrítica sobre la falta de medios aéreos para apagar los fuegos, tampoco se refirió a los pirómanos y volvió a señalar a la «ola de calor» y la «emergencia climática», en definitiva, como los principales responsables de la crisis de este verano.
De igual, en su tercer desplazamiento desde Canarias, el que hizo el pasado viernes a Asturias, apostó por «redimensionar y redefinir todos los aspectos vinculados con la mitigación y la adaptación al cambio climático».
«Materia clasificada»
Entretanto, el Ejecutivo rechaza dar información en el Congreso y el Senado relativa al gasto que suponen estas aeronaves militares para el erario cuando son usadas por Pedro Sánchez y sus ministros. Pese a las numerosas preguntas parlamentarias de los partidos de la oposición, el Gobierno se escuda en la ley franquista de Secretos Oficiales para eludir respuestas en torno al consumo de estos aparatos del Ejército.
De esta manera, la contestación habitual del Gobierno suele ser que, «en virtud de la Ley de Secretos Oficiales, tanto los informes sobre movimientos de aeronaves militares como los planes de protección de autoridades y pasajeros sometidos a la misma, y, en concreto, los informes y datos estadísticos sobre movimientos de fuerzas, buques o aeronaves militares, deben tratarse como materia clasificada con el máximo grado de protección».
Además, el Gobierno también considera que el impacto de contaminación que genera el uso abusivo del Falcon por parte del presidente socialista tiene la condición de «materia clasificada» altamente protegida.