Las tres trampas de Sánchez para alardear de que Eurostat valida que la luz costó lo mismo que en 2018
Descontar la inflación, hacer la media con todos los consumidores o elegir el año más caro de la década como referencia han sido algunos de los «pequeños» matices que Sánchez fue haciendo a lo largo del año pasado para conseguir cumplir su promesa de que los españoles pagarían por la luz lo mismo que en 2018. Ahora, Eurostat ha publicado factura de la luz de los hogares españoles en 2021, haciendo aún más evidente que las trampas Sánchez para engañar a los españoles.
Uno de sus primeros matices fue descontar la inflación. Un cambio sin el que sería imposible alcanzar su promesa, ya que si se aplica una revalorización ligada al IPC del 6,8% desde 2018 a 2021, no se podría situar el recibo de este año por debajo del de 2018. Teniendo en cuenta los cálculos del Eurostat, si al precio de 2018 se le aplica el incremento de inflación entre diciembre de 2018 y diciembre de 2021 -que fue del 6,8%, se tiene un precio para 2018 ajustado por la inflación de 25,95 céntimos/kWh, superior al precio de 2021, de 25,7 euros/kWh. Sin embargo, si obviamos la trampa de Sánchez, los precios para un consumidor doméstico medio, incluyendo todos los impuestos, fueron de 24,3 céntimos/kWh en 2018 y de 25,7 céntimos kWh el año pasado. Promesa incumplida.
En su segunda treta, el Gobierno señaló que su promesa se refería al precio medio de la electricidad anual de todos los hogares españoles. En España hay cerca de 10,5 millones de hogares en el mercado regulado, es decir, que su factura está vinculada al precio de la luz del mercado mayorista, que es el que en los últimos meses está registrando récords históricos. Por otra parte, hay 16,2 millones de hogares españoles que están en el mercado libre, cuya factura está acordada con las comercializadoras a medio plazo y por consecuencia el alza de la luz no les afecta.
En el mes de septiembre, el Gobierno socialista bajó el IVA de la electricidad del tipo general (21%) al reducido (10%); suspendió el impuesto a la generación eléctrica, que es del 7%, y bajó el impuesto especial de electricidad que reciben las comunidades autónomas. Esta rebaja fiscal afectaba tanto a los clientes del mercado libre -que tienen el precio cerrado- como a los del regulado que están viendo como se dispara la factura.
Esto significa que al bajar los cargos, los 16,2 millones de españoles que están en el mercado libre redujeron su factura, diluyendo a las personas que están en el mercado regulado y que no están viendo aminorar su recibo, haciendo que en el cómputo general la factura sea menor que en 2018. ¿Promesa cumplida? Pues ni por esas. Sánchez reconoció el pasado mes de diciembre que el 30% de las personas que se encuentran en el mercado regulado pagará más que en 2018. Esto significa que pese a los tejemanejes de Sánchez para intentar cumplir su promesa, más de tres millones de españoles superarán su recibo de la luz de 2018.
La tercera y última de sus trampas tiene relación con el año que el presidente del Ejecutivo tomó de referencia. El 2018 fue el más caro de los últimos diez años. Según los datos del Ejecutivo, el precio medio de la luz ese año fue de 635 euros en promedio y descontada la inflación. De esta forma, para alcanzar esa cifra en 2021, el Ejecutivo socialista ha tenido que maquillar su promesa, eligiendo un escenario tan favorable como engañoso.