S&P prevé que el BCE rebaje sus compras de activos a 40.000 millones mensuales en el segundo semestre
El regreso de las presiones inflacionistas en la eurozona, aunque de momento puntuales y relacionadas con la evolución del precio del petróleo, no forzará al Banco Central Europeo (BCE) a alterar su postura, aunque la institución podría volver a reducir en la segunda mitad de 2017 el volumen mensual de su programa de compras, hasta 40.000 millones al mes, para volver a recortarlo durante la primera mitad de 2018, según Standard & Poor’s.
Según las proyecciones manejadas por los analistas de la agencia de calificación, el BCE, a pesar de las cada vez mayores presiones procedentes de Alemania, solamente llevará a cabo una reducción «muy gradual y prudente» de su plan de compras, «quizás hasta 40.000 millones de euros al mes» en la segunda mitad de 2017, «con un recorte adicional en la primera mitad de 2018».
El programa de compra de activos del BCE contempla actualmente un objetivo mensual de 80.000 millones de euros, una cifra que desde el próximo mes de abril caerá a 60.000 millones de euros, según anunció la institución, que prevé mantener su plan de adquisiciones en vigor al menos hasta el final de 2017.
En este sentido, los analistas de S&P Global Ratings subrayan que el BCE deberá proceder con extrema prudencia cuando comience a reducir sus compras de deuda empresarial, ya que las pequeñas dimensiones de este sector en la eurozona lo hace muy dependiente de las acciones del banco central a la hora de fijar precios.
«El banco está ahorrando combustible en previsión de tener que conducir durante un camino más largo. Aunque no es probable que el viaje vaya a ser tranquilo ante las crecientes divergencias entre los miembros de la eurozona», señala la calificadora de riesgos.
De este modo, S&P Global Ratings señala la vuelta de la inflación a la eurozona, que en diciembre se situó en el 1,1% su nivel más alto desde 2013, señalando que, a diferencia de otros países del euro donde la inflación subyacente es mucho más baja, en Alemania todos los registros apuntan al alza.
«Por supuesto, estas preocupaciones parecen prematuras», apuntan los analistas de S&P, aunque advierten de que, tras el «pellizco» sufrido por los ahorradores germanos a causa de los tipos de interés muy bajos, si los asalariados alemanes comenzasen también a verse penalizados, la presión aumentaría sobre los líderes políticos en Alemania coincidiendo con un año electoral, lo que, a su vez, haría a las políticas del BCE objeto de un mayor grado de crítica.