Situación crítica en el mercado laboral: el paro se dispara un 25% en un año y golpea al 35% de los jóvenes
Diego Barceló Larran es director de Barceló & asociados (@diebarcelo)
De acuerdo con los datos de mayo de afiliación a la Seguridad Social y paro registrado, la situación del mercado de trabajo es como la de un boxeador que acaba de ser derribado por la dureza de los golpes del rival: está en el suelo, pero al menos ya no le pegan; incluso, existe la posibilidad de que se levante.
No nos engañemos: los datos son trágicos. El número de afiliados (18,5 millones) retrocedió hasta niveles de 2017. La caída interanual de la afiliación (-4,6%, tras la destrucción de 886.000 puestos de trabajo), es la más profunda desde enero de 2013. Para los Servicios, su caída (-4,8%, que equivale a la pérdida de 707.100 empleos) es la más grave que registran las estadísticas.
La firma de contratos volvió a desplomarse, ahora con un descenso interanual de 59%, el segundo mayor descenso que registran las estadísticas. Es un retroceso que duplica el registrado en abril de 2009, que fue el peor resultado de la crisis anterior. En mayo se firmaron 850.600 contratos, el segundo dato más bajo desde agosto de 1998.
Se firmaron 76.700 contratos indefinidos, un 58% menos que hace un año e, incluso, una cifra que es un 14% más baja de los que se firmaron en mayo de 1998. La firma de este tipo de contratos se redujo en 14 de los últimos 18 meses.
La cantidad de parados ascendió hasta 3,86 millones, un 25,3% más que hace un año. Además, es el mayor número de personas sin empleo desde mayo de 2016. Los jóvenes y los inmigrantes se llevan la peor parte, con subidas interanuales en la cantidad de desempleados de 35,9% y 35,8%, respectivamente.
Pese a lo anterior, la verdad es que los datos son un poco mejores de los esperados. El número de afiliados aumentó en casi 100.000 personas respecto al mes anterior (+0,5%), pese a las grandes restricciones a la movilidad y a la actividad económica. El colectivo de parados creció en 14.000 personas en un mes, frente a las casi 27.000 del mes anterior.
Si tenemos en cuenta que la estacionalidad es favorable (son los meses en que se crea más empleo en España) y que las restricciones derivadas del estado de alarma se van levantando (aunque de forma despareja en distintos lugares), una interpretación optimista es que el mercado laboral podría estar estableciendo un suelo (el boxeador en la lona), a partir del cual iniciar una tímida recuperación (que el boxeador se levante).
Entiéndase bien: el mercado de trabajo está en una situación crítica. Hay 2,6 millones de asalariados en ERTEs por fuerza mayor y 1,4 millones de autónomos cobrando la prestación por cese de actividad. Con que una fracción de ambos colectivos pase a situación de paro, la situación se agravaría mucho más: el boxeador podría levantarse para volver a ser castigado por el rival. Es algo que no podemos descartar por completo.
Lo paradójico es que el mayor enemigo de la recuperación de la economía es el propio gobierno. Sus amenazas de suprimir por completo la reforma laboral y de aumentar los impuestos hasta en el equivalente a 7% del PIB (unos 80.000 millones de euros, según propuesta del vicepresidente Iglesias en la Comisión de “recuperación” del Congreso) o la aprobación del bolivariano Ingreso Mínimo Vital, que hace aún más insostenibles las cuentas públicas, son ejemplos de por qué es cada vez más difícil invertir y contratar en España.
Tampoco nos salvará Europa: su dinero recién empezará a llegar en 2021, sujeto a condiciones que aún no conocemos. Además, si restamos lo que España deberá aportar, los 140.000 millones de euros prometidos se quedan en unos 35.000 millones.
Si el gobierno interpreta el relativo respiro que dan los datos laborales de mayo como que lo peor quedó atrás y da prioridad a su agenda bolivariana e ideológica, el error sería costosísimo: el boxeo se convertiría en lucha libre y hasta caídos en el suelo nos podrían seguir pegando. @diebarcelo