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Riquelme (Cox): «El futuro está en el agua, pero hay oportunidades dentro del almacenamiento energético»

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Jose de la Morena
  • Jose de la Morena
  • Jose de la Morena, periodista especializado en economía desde hace más de 15 años, desarrolla su labor en el campo de la comunicación desde el prisma de las tendencias, los números y resultados de las distintas compañías. Una tarea que le ha llevado a conocer a fondo el mundo empresarial. Ha trabajado también en comunicación corporativa y como asesor para distintas marcas internacionales e institucionales.

Enrique Riquelme, presidente y fundador de Grupo Cox, tiene claro que el «futuro del negocio está en el agua», en fomentar esa parte del negocio por encima del energético, aunque ve «oportunidades en el almacenamiento» de energía. Recorre de un lado a otro las salas de reuniones de su oficina atendiendo distintas entrevistas. No quiere, ni le gusta, ser el protagonista, pero es consciente de que «es lo que toca» ahora que la empresa acaba de salir a cotizar en bolsa.

«Ya tenemos experiencia en bolsa», dice en referencia al dual listing -doble cotización en distintos países- que tienen en España desde 2023 con la cotizada en México, «pero esto ha sido un hito importante». De hecho, cree que si siguen así, serán un «serio candidato a estar en el Ibex, con las oportunidades que eso conlleva».

Riquelme tiene 35 años, y ha ido creciendo a través de sus empresas energéticas desde Panamá y México hasta hacerse con las unidades productivas de Abengoa, y acaban de terminar «la desaladora de agua más grande de agua en Abu Dabi». En ese sentido, presume de ser «líder en ese sector del agua», y de estar cumpliendo el plan estratégico paso a paso. También lograron un importante hito en Arabia Saudí hace apenas unos días.

La compañía salió a cotizar en la parte baja de la horquilla marcada, pero cumpliendo expectativas y, más importante, logrando mantener el nivel y la estabilidad en estos primeros compases de cotización.

Enrique Riquelme comunica bien, se explica bien, habla de «la transparencia necesaria y obligatoria que piden los reguladores», que cree que les hacen «más fuertes» y que dotarán de mucha confianza a la empresa. De hecho, grandes fondos internacionales vinculados al sector del agua ya han apostado por entrar en la compañía, y el presidente de Grupo Cox confía en que estarán «mucho tiempo». «Lo veremos», añade, «cuando desvelen sus posiciones y den un análisis de la compañía». Lo dice sin miedo a que esos análisis puedan ser mejores o peores. «Veremos si hay que cambiar algo o no, o por dónde creen que va el Grupo».

La situación en España

Riquelme evita quebraderos de cabeza con los cambios fiscales en el sector energético en España. Lo resume en una frase con mucha mano izquierda: «Lidiamos con los cambios regulatorios en todo el mundo». Lo cierto es que cree que «apostar por España siempre tiene sentido». Lo dice desde el sentido de pertenencia y el orgullo de conocer la tierra -no en vano, la compañía lleva el nombre de su pueblo-.

Considera que España «tiene una oportunidad gracias a su posición en renovables, y que existe esa opción de crecimiento en el almacenamiento de energía».

En lo tocante a Grupo Cox, Riquelme reseña que España «representa un 10% de su negocio», que está «mucho más diversificado» y que, en lo puramente energético, no tienen intención de ser «líderes en nada», sino de «nutrir lo que necesite, desde dentro, el negocio del agua». Las «grandes inversiones» están, especialmente, «fuera de España».

La integración de Abengoa

«El talento venía de Sevilla». Riquelme no le quita mérito a ese talento que tenían los trabajadores de Abengoa, y celebra la «integración de las unidades productivas de esa compañía dentro de Grupo Cox». No cierra las puertas a realizar alguna otra adquisición, pero «desde la prudencia, evitando riesgos, y manteniendo la estabilidad en el flujo de caja».

Y, ¿por qué cayó Abengoa? Riquelme no se esconde, pero juega bien con la mano izquierda: «Si te dijese cualquier cosa sería mentira, porque no lo sé. Pero no tiene sentido mirar hacia atrás». Asegura que «cada minuto» de su tiempo ha estado centrado en «ordenar la compañía» y poder presentárselo a los accionistas dentro del plan estratégico, y que ya «no importa lo que salió mal», sino «enfocarse hacia el futuro».

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