¡Es el mercado, amigo!

¿Corremos el riesgo de otra gran crisis financiera como la de 2008?

Crisis financiera 2008
¡Es el mercado, amigo!
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La respuesta es que existe el riesgo de una nueva crisis financiera, aunque no parece demasiado probable… hoy por hoy. Porque las crisis bancarias tienen tendencia a salirse de madre y a acabar siendo mucho más graves de lo que parecen al principio. Ahora bien, hay que tener en cuenta que los bancos son ahora mucho más sólidos que en 2008 y que las autoridades han aprendido la lección de entonces y actúan con mucha más rapidez y contundencia.

Veámoslo con un poco de detalle.

¿Por qué cae un banco?

Para entender qué está pasando, hay que partir de los dos tipos de problemas que pueden cargarse un banco: de liquidez y de solvencia. Las entidades no tienen guardado en un cajón el dinero de los depositantes, sino que lo invierten en dar crédito o en activos (bonos, acciones, inmuebles, etc.). Por tanto, si un número muy elevado de depositantes quiere sacar su dinero al mismo tiempo, el banco no tiene liquidez para hacer frente a esas retiradas y tiene que conseguirla de otro sitio. Y si no la consigue, tiene que cerrar. Es lo que se llama run on the bank: lo que aparece en la película Qué bello es vivir y lo que acabó con el Banco Popular.

Crisis financiera

Los problemas de solvencia derivan de las pérdidas en que incurre un banco por la morosidad o por invertir en activos cuyo valor se hunde: lo que pasó cuando estalló la burbuja inmobiliaria. El capital de un banco está para absorber pérdidas, pero si éstas son más grandes que el capital, el banco quiebra. Se le puede dejar quebrar, como Lehman Brothers, o rescatarle con dinero público, como a todos los que quebraron después de Lehman en 2008, incluyendo las cajas de ahorros españolas.

Ahora, ¿qué pasa en EEUU?

Los problemas que estamos viendo en la banca de Estados Unidos son del primer tipo, es decir, de liquidez. Se trata de bancos regionales con un perfil de cliente muy específico (pequeñas empresas tecnológicas en el caso de Silicon Valley Bank (SVB) o clientes de alto patrimonio como Mark Zuckerberg en el del First Republic), que de repente se han quedado sin financiación o se les ha encarecido mucho por la subida de tipos de interés. Entonces retiran sus depósitos y llegan los problemas.

Crisis financiera

Porque los bancos tienen que conseguir liquidez vendiendo otros activos, básicamente bonos del Tesoro, que han perdido mucho valor (cuando los tipos suben, los precios de los bonos viejos bajan porque los nuevos bonos que se emiten pagan intereses mucho más altos). Al tener que venderlos de golpe, los bancos sufren grandes pérdidas que se comen su capital y el problema pasa a ser de solvencia. Como el SVB no ha conseguido levantar nuevo capital, las autoridades de EEUU lo han intervenido. Aquí entra la protección de depósitos, que allí están garantizados hasta 250.000 dólares, aunque en este caso se ha decidido garantizar todos. Para evitar que esto se repita en otras entidades, los grandes bancos han inyectado liquidez por 28.000 millones al First Republic.

¿Y lo de Credit Suisse?

Lo de Credit Suisse es más preocupante porque ya tenía problemas de solvencia antes de la crisis actual, por culpa de las fuertes pérdidas sufridas en los últimos años; de hecho, hace unos meses hizo una ampliación de capital de 4.000 millones. Aquí la historia es al revés que en EEUU: los temores por su falta de solvencia han sido los que han provocado una fuga de depósitos. Este miedo se ha convertido en pánico esta semana porque el auditor, PwC, ha alertado de inconsistencias en sus cuentas de 2022 (ojo, perdió 7.200 millones a pesar de la recuperación económica) y el presidente de su principal accionista, el Saudi National Bank, dijo públicamente con todo su cuajo que se niega a poner más capital.

Por tanto, la cosa es mucho más grave en Credit Suisse que en la banca norteamericana. El banco central suizo también le ha lanzado un salvavidas de liquidez de 50.000 millones con el que intentar parar el golpe, pero el mercado tiene serias dudas de que sea suficiente para evitar el desastre. El viernes volvió a caerse en Bolsa y los seguros contra riesgo de impago (CDS) descuentan su quiebra inminente. Y ya se están planteando otras posibles soluciones, como su venta a UBS (también BlackRock podría hacer una oferta) o su intervención por el Estado.

¿Y en España?

Aquí en principio ningún banco tiene problemas de solvencia: están bien capitalizados y el BCE los vigila muy de cerca. Sólo pueden tenerlos si la morosidad se dispara con la crisis económica, algo que de momento no se aprecia, aunque la subida de tipos está poniendo muy difícil pagar la hipoteca para muchas familias. Y en junio van a vencer los créditos ICO aplazados de la pandemia, donde también se espera una importante morosidad.

Crisis financiera
Sedes de los principales bancos españoles.

De liquidez también andan sobrados y, si hubiera algún problema, el BCE ya ha dicho que está dispuesto a facilitar toda la que necesiten. Pero nunca se puede descartar que alguna entidad concreta se ponga en el disparadero por cualquier noticia (incluso falsa), que las redes sociales la amplifiquen y que se produzca una fuga masiva de depósitos.

Entonces, ¿qué puede pasar?

De momento, lo que está claro es que la inestabilidad va a seguir en el sector y en la Bolsa, al menos a corto plazo. Lo de Credit Suisse pinta muy mal salvo que se venda rápidamente y no se pueden descartar nuevos rescates en Estados Unidos. Ni tampoco que algún banco pequeño en Europa -los que pueden tener mayores dificultades de liquidez- se contagie y caiga. Para el ciudadano español, las consecuencias probables son un endurecimiento del crédito y, por fin, que los bancos empiecen a pagar por los depósitos para evitar el riesgo de fugas. Sin descartar que la economía se frene todavía más a consecuencia de esta crisis. Vuelve el fantasma de la recesión.

Mucho menos probable parece una crisis financiera a gran escala con la caída del sistema financiero mundial como en 2008. Ahora los bancos no tienen activos tóxicos como las titulizaciones de hipotecas basura. Pero sí tienen las alforjas repletas de deuda pública que ha perdido mucho valor, cuidado con eso. Y los bancos centrales y las autoridades financieras han aprendido la lección y, como se está viendo, están actuando de forma decidida para frenar la hemorragia. Pero el riesgo nunca es cero y la crisis de 2008 también empezó por un banco pequeño desconocido, el Northern Rock.

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