La reforma fiscal de Trump hace un regalo indirecto a las empresas españolas
El verdadero ‘golpe’ de la reforma fiscal, impulsada por el presidente estadounidense Donald Trump, lo recibirán nuestras competidoras europeas. Aquellas que tienen una mayor presencia en EEUU y que, con la rebaja del impuesto de sociedades, no podrán deducir muchas de las pérdidas acumuladas durante la crisis.
Nuestro país cuenta con 700 filiales de empresas españolas que emplean a 74.600 personas y tienen activos por valor de 348.891 millones de dólares. Además tienen una inversión directa en EEUU por valor de 61.947 millones de dólares, según el Bureau of Economic Analysis (BEA). Es un número importante de empresas y de inversión, sin embargo, no es tan ambiciosa como la de sus competidoras europeas.
Por lo tanto, las cuentas de empresas europeas, que tienen mayor presencia en EEUU, tendrán un impacto negativo mayor que las españolas. En el caso de Royal Dutch Shell, espera un cargo en sus resultados del cuarto trimestre de entre 2.000 y 2.500 millones dólares basándose en los resultados del tercer trimestre. La petrolera tendrá que calcular la pérdida que le supondrá el hecho de que, al bajar el Impuesto de Sociedades, baja también su posibilidad de deducir las pérdidas pasadas en los futuros pagos del impuesto, precisamente, por haber bajado el pago del tributo.
Algo similar le ocurre a Barclays. El banco británico asumirá en sus cuentas de 2017 un impacto negativo extraordinario de 1.000 millones de libras esterlinas (1.128 millones de euros).
Hace unos días, Credit Suisse anunció que sufrirá una depreciación a consecuencia de la reforma fiscal estadounidense. En concreto, implica una reducción de 2.300 millones de francos suizos (1.955 millones de euros) en el importe de sus créditos fiscales.
Reforma fiscal de Trump
Se trata de una reforma que supone una rebaja del impuesto de sociedades que quedará fijado en el 21%, muy por debajo del 35% actual y algunos límites para la deducción de los pagos de intereses, tendrán un mayor. Se trata de una de las reducciones más ambiciosas entre las economías desarrolladas. La casa Blanca calcula que la rebaja de este impuesto supondrá un crecimiento de más del 3% para los próximos años.