La realidad que no quiere ver el Gobierno: España ya estaba en crisis antes del covid-19
España no entró en crisis con la pandemia de covid-19 sino que ya afrontaba un frenazo y un «agotamiento estructural» antes de que llegara la enfermedad, que ha agravado la situación económica y provocado caídas del PIB sin precedentes desde marzo.
Según un documento que ha publicado la Fundación de Cajas de Ahorro (FUNCAS), uno de los servicios de estudios con más prestigio del país, la actividad nacional «viene dando claras señales de agotamiento estructural previas al Covid-19». Es una de las conclusiones que también han sugerido en los últimos meses otros organismos, que avisaban de los desafíos estructurales y coyunturales de la economía española.
De hecho, había problemas a corto plazo -el FMI avisó en enero de 2020 a la ministra de Asuntos Económicos y vicepresidenta, Nadia Calviño, de que la desaceleración del país era peor de lo previsto- y a largo plazo -la falta de convergencia con respecto a la UE era evidente-. Mientras que el FMI alertaba de esa incipiente crisis que vivía España, la responsable económica del Ejecutivo hablaba en febrero de que se crearían 1,2 millones de empleos en la legislatura del PSOE y Podemos. Mientras tanto, los empresarios cuestionaban continuamente las políticas que se estaban impulsando y que se iba a producir una huida de inversiones.
Según el último Cuaderno de Información Económica de Funcas, «el indicador que muestra esa debilidad es, concretamente, el estancamiento del PIB per cápita en relación con la media de la UE, que se sitúa en el 90% desde 2016, significativamente por debajo del 98% que se alcanzó en 2003».
Según la Fundación de Cajas de Ahorro, «la crisis generada por la pandemia golpea a una economía que ya no convergía con la UE27 y apunta que la implementación del programa Next Generation EU (NGEU) supone una gran oportunidad para revertir esas limitaciones estructurales y, en último término, para relanzar los procesos de convergencia en la UE». Es decir, que el rescate europeo que ahora está en jaque por la oposición de Hungría y Polonia es esencial para acabar con este déficit estructural que tiene la economía nacional.
El informe elaborado por el economista Ramón Xifré (ESCI-UPF e IESE) pone por ejemplo numerosos indicadores:
Empleo
Por ejemplo, que en población de entre 15 y 64 años empleada «España partía en el año 2000 con un porcentaje 5 puntos inferior a la UE, pero el proceso de convergencia provocó que entre 2005 y 2007 el porcentaje de población empleada en España superara al de la UE-27». Sin embargo, «la crisis iniciada en 2008 truncó este proceso de convergencia y la caída en España fue mucho más acusada que en el resto de la UE, alargándose el período de pérdida de empleo hasta 2013». «A partir de este año, se ha recuperado el indicador, pero manteniéndose un importante diferencial con respecto a la UE, que se sitúa en alrededor de 5 puntos en 2019 (68,5% en la UE-27 frente a 63,3% en España)», remarca en el documento.
I+D
Por otro lado, España tiene un peor punto de partida al evaluar «la intensidad inversora en I+D». Concretamente, «se acercó al promedio europeo, situándose en el 90% en el año 2010, pero ha divergido desde entonces y se sitúa en el 75% en 2019 (un nivel parecido al de 2005)». «El sector privado no ha llegado a estos niveles de convergencia y cuando más se aproximó fue en 2008 con un 60% de la intensidad inversora promedio de la UE. También ha perdido terreno desde entonces, quedando en 2019 a un 48% del nivel medio de la UE (un nivel parecido al de 2003)», avisa el experto.
Abandono escolar
Si se analiza el abandono escolar -es decir, el porcentaje de la población joven que había alcanzado como máximo el nivel correspondiente a la educación secundaria y que no se encontraban en ningún otro programa de educación o formación- este economista avisa que «España ha mejorado mucho en este indicador entre los años 2002 y 2019, pasando del 30,9% al 17,3%, pero el abandono escolar en España es todavía muy superior al del promedio de la UE-27 (10,2% en 2019)».
Riesgo de pobreza
¿Y qué ocurre con la población en riesgo de pobreza o exclusión social? Según Eurostat, se elevó mucho durante los años de la crisis y «sus secuelas (entre 2008 y 2014) para reducirse después, situándose en el 25,3% en 2019, un nivel parecido al de diez años atrás», aclara Xifré. «La comparación con el valor medio de la UE-27 muestra que España, de nuevo pese a los progresos registrados, no está progresando al ritmo que lo hace la UE-27 en promedio», concluye.
Deuda pública
Por otro lado, al analizar la deuda pública se observa una «tendencia a la baja entre 2000 y 2007», que situó esta cifra en 35,8% en 2007 (26 puntos menos que en el promedio de la UE). En cambio, «entre 2008 y 2013 creció con fuerza como consecuencia de la crisis y sus secuelas hasta estabilizarse en valores cercanos del 100% del PIB desde 2014 (más de 17 puntos por encima del promedio de la UE, que registra una mejoría leve pero continua en este indicador desde ese mismo año)».
PIB per cápita
Todo esto lleva a que la convergencia del PIB per cápita de España con el del resto de la UE se atascara ya antes de la crisis del coronavirus, lo que explicaría junto a la gravedad de la enfermedad por qué la economía nacional es de las que más está sufriendo las consecuencias macroeconómicas del covid-19. De hecho, desde 2016 hasta la actualidad, la renta per cápita española se sitúa en el 90% de la media europea, 7 puntos por debajo que en los mejores momentos del inicio del siglo.
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