Los políticos cada vez ponen más trabas a la comida, el tabaco y el alcohol en España
El creciente intervencionismo del Gobierno en materia de tabaco, alimentos y bebidas ha provocado que España escale dos posiciones en el ranking que mide las trabas que pone el estado en estos campos, según se desprende del informe ‘Estado Niñera: comer, beber y fumar en Europa’ elaborado por Epicenter y divulgado en España por el Foro Regulación Inteligente.
En concreto, España ha pasado del puesto 21 al 19 en el último año (cuanto más arriba, más intervencionismo). La categoría donde los políticos españoles han puesto más trabas es la del tabaco y, las que menos, la comida y la bebida, donde nuestro país es el que más facilidades da de todos los socios comunitarios. No obstante, el impuesto a las bebidas azucaradas podría amenazar esta posición.
En el informe se consideran prohibiciones de consumo, restricciones publicitarias, vetos, recargos fiscales y muchas otras medidas intervencionistas que reducen la libertad de elección de los ciudadanos.
«En Europa caminamos hacia una armonización de estas regulaciones», explicó el director de Foro Regulación Inteligente, Diego Sánchez de la Cruz, que explicó que esa armonización puede beneficiar o perjudicar en función de la situación de cada país:»En cuanto al alcohol, España puede salir perjudicada porque es el estado menos intervencionista de la UE, pero en otros campos puede ser positivo».
«Teniendo en cuenta que la economía española se apoya en la pujanza del ocio, la restauración y el turismo puede perjudicar a sectores vitales para el empleo y la actividad en nuestro país», avisa el director de Foro Regulación Inteligente.
El informe determina que los países más intervencionistas de Europa son Finlandia, Reino Unido e Irlanda, con impuestos elevados al alcohol y al tabaco, además de regulaciones «muy duras». En el otro lado de la balanza están República Checa, Alemania, Eslovaquia y Luxemburgo, cuyo grado de intervencionismo es mucho más reducido.
Foro Regulación Inteligente señala que la excesiva sobrerregulación tiene «consecuencias negativas». En primer lugar, empobrecimiento de las rentas más bajas por el encarecimiento de la comida, la bebida y el tabaco. Y, en segundo término, puede suponer «un auge del contrabando o del mercado negro como queda manifiesto en España con el tabaco.
Además, el estudio incide en que no existe correlación entre obtener más puntos en el ranking y una mayor esperanza de vida. Sin embargo, el grado de prosperidad económica de los diferentes países si guarda relación. «La mejor forma de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos es multiplicar la riqueza y no pretender regular sus preferencias como consumidores mediante restricciones y medidas restrictivas», afirma Sánchez De la Cruz.