Podemos reniega del modelo nórdico en sus exigencias económicas al PSOE
La propuesta económica de Podemos para llegar a un acuerdo con el PSOE pasa por elevar en 10.000 millones de euros el IRPF, en 12.000 millones el Impuesto de Sociedades, otros 2.000 millones en el Impuesto de Sucesiones y crear un tributo medioambiental con un coste de 8.000 millones de euros. Es decir, el programa económico de la formación morada propone realizar exactamente lo contrario a las medidas adoptadas en los países nórdicos que el partido de Pablo Iglesias dice tener como referentes.
Pese a que el peso del Estado y las prestaciones sociales son de las más altas del mundo, los países nórdicos se encuentran a la cabeza del Índice de Libertad Económica elaborado por The Heritage Fundation, un ranking en el que España no aparece hasta que bajamos al puesto 49. Es decir, Dinamarca, Finlandia o Suecia no son prósperos por tener un elevado gasto público, sino que precisamente se pueden permitir ese gasto gracias a su alto grado de libertad económica.
Los países nórdicos ocupan esas altas posiciones gracias a que facilitan la labor empresarial. En Dinamarca, existe un tipo único de Impuesto de Sociedades del 23,5% que puede reducirse notablemente a través de diferentes deducciones. Podemos pretende elevar la recaudación por esta vía en España, que hoy se grava entre el 25% y el 30%, lo que dificultará y frenará (aún más) la creación de nuevas empresas.
Respecto al IRPF, las clases medias y bajas danesas pagan mucho más que las españolas, aunque en este punto sí coincide Podemos, ya que pretende realizar un hachazo fiscal a las familias. En cuanto al IVA, el modelo danés aplica un tipo único del 25% que se aplica a prácticamente todos los bienes. No hay tipos reducidos ni, mucho menos, super reducidos, como ocurre en España. Llama la atención que el único impuesto que Podemos quiere rebajar, aunque saltándose la normativa de la Unión Europea, sea precisamente el más agresivo en los países nórdicos.
Mercado laboral flexible
Otro de los aspectos en los que la propuesta de Podemos choca con el marco en el que se desarrollan los países nórdicos es el relativo al mercado laboral. Los de Pablo Iglesias apuestan por una fuerte regulación, frente a la flexibilidad que registran en Dinamarca, Suecia o Finlandia.
Pablo Iglesias ya demostró su falta de conocimiento sobre el modelo danés en el debate que tuvo con Albert Rivera (que también erró sobre el mismo asunto) en Salvados. El líder de Podemos defendió un Salario Mínimo Interprofesional (SMI) para España como el de dicho país, desconociendo que en Dinamarca (como en Finlandia, Noruega o Suecia) no existe salario mínimo fijado por el Gobierno. En la oferta de Podemos al PSOE se recoge aumentar progresivamente el SMI hasta alcanzar los 950 euros mensuales en el último año de legislatura.
En Dinamarca, Suecia, Finlandia y Noruega, además de no haber salario mínimo, no hay indemnización por despido y el empresario no tiene que hacer frente a prácticamente ningún coste en cotizaciones sociales. En consecuencia, estos mismos países tienen las cifras de desempleo más bajas de toda Europa y los sueldos más altos. España, con una fuerte regulación del mercado laboral, presenta una de las cifras de desempleo más altas del mundo y la segunda más alta de Europa, sólo por detrás de Grecia.
El partido de Pablo Iglesias quiere, además, mantener el obsoleto sistema de pensiones actual y, nuevamente, tampoco toma como modelo Dinamarca, donde la pensión pública únicamente representa un pequeño porcentaje que complementa un sistema de ahorro individual basado en aportaciones de fondos privados.
Un tributo «medioambiental» que pagarían los ahorradores
Podemos exige al PSOE en su documento la creación de un nuevo tributo medioambiental que recaude 8.000 millones de euros. La idea es que se realice a través de un «impuesto solidario» a las transacciones financieras. La propuesta pretende así que los bancos paguen este tributo verde sin que estos trasladen finalmente el coste del impuesto a los clientes.
Y es que ni siquiera es necesario un impuesto medioambiental. El crecimiento y la creación de riqueza generados por el mercado libre no son, ni mucho menos, sinónimos de deterioro del ecosistema. De hecho, a más desarrollo y más innovación tecnológica, más protección medioambiental.
El informe 2015 de la Heritage Fundation, «allí donde los gobiernos han confiado en la fuerza del mercado y la competitividad para espolear la eficiencia, ha prosperado un ciclo virtuoso de inversión, innovación (incluidas tecnologías más limpias) y dinámico crecimiento económico. El resultado es un medio ambiente más limpio y una mayor libertad económica». Y es que, como defienden algunos, el pendrive ha salvado más árboles que Greenpeace en toda su historia.