Empleo

La paradoja del mercado laboral: hay 13.000 vacantes más que el mes pasado pese al repunte del paro

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Contratación.

El mercado de trabajo ha experimentado ciertos cambios con la reforma laboral. Pese a ella, sigue produciéndose un fenómeno paradójico: hay gente sin trabajo y trabajos sin gente. Concretamente, en el mes de enero se registraron 200.481 vacantes para trabajar en España, un 7% más que el mes pasado. Esto supone 13.000 empleos sin ocupación, pese a que en el primer mes del año el paro ha aumentado en 70.000 personas.

Las cifras registradas este último mes son similares -con un ligero crecimiento del 1% -a las recogidas hace un año, cuando se contabilizaron 197.556 vacantes, según Infojobs. Este mes destaca especialmente la categoría comercial y ventas, con una subida del 50% en relación al mes de diciembre. La reforma laboral no ha tenido un impacto apreciable en el proceso de creación de empleo puesto que no incluía ninguna medida que fuera dirigida a influir en dicho proceso. No fue diseñada con el objetivo de favorecer la creación de empleo ni cambiar la naturaleza del mismo, sino con el de mejorar estadísticamente la medición de la temporalidad.

La temporalidad no se ha reducido por una transformación profunda de la actividad económica en España, de lo que habitualmente se denomina el ‘tejido productivo’. Las actividades que eran temporales o estacionales en 2021 lo han seguido siendo en 2022. Y el peso de las mismas en el PIB no se ha modificado esencialmente.

Lo sucedido tiene que ver con la eliminación del contrato temporal por obra y servicio -que suponía un tercio de toda la contratación en España en 2021 y servía, en un día promedio de 2021, para dar soporte legal a la relación laboral de 1,4 millones de personas- y la introducción de mayores restricciones en la figura del contrato temporal por circunstancias de la producción.

Descontando el repunte experimentado en la economía sumergida, una parte muy notable de los trabajadores que hasta 2021 eran contratados de manera temporal como consecuencia de la naturaleza de sus actividades han pasado a encajarse en las diferentes modalidades de contratos indefinidos existentes. La consecuencia es evidente: la temporalidad se ha reducido, aunque la actividad desarrollada es la misma. No se ha cambiado la economía ni el mercado de trabajo, sino que se ha vestido con un traje diferente.

El cambio referido se ha materializado en un fuerte aumento en 2022 de la contratación indefinida, que ha pasado de 2,1 millones de contratos en 2021 a 7 millones en 2022, con una gran ganancia de protagonismo del contrato fijo discontinuo. Durante 2022 se han firmado 2,3 millones de contratos fijos discontinuos, lo que ha incrementado su cuota entre los indefinidos de un 12 % en 2021 a un 33 % en el año posterior.

La proliferación de contratos fijos discontinuos ha elevado el número de personas que trabajan gracias a ellos. En diciembre de 2021 el número de afiliados a la Seguridad Social que estaban de alta con un contrato fijo discontinuo era de 382.000 personas. Un año después la cifra era de 834 000 afiliados. Un aumento de 452.000 personas. La pregunta es obvia: si durante el año se han firmado 2,3 millones de fijos discontinuos, ¿cómo es que el número de afiliados en alta con dicho contrato solo ha aumentado en una quinta parte?

Según el análisis de la fundación Faes, la razón puede ser triple: o bien un mismo trabajador ha firmado varios contratos fijos discontinuos con diferentes empresas, o bien muchos contratos firmados se han extinguido o, finalmente, muchos de estos trabajadores se encuentran en los períodos de inactividad asociados a sus contratos fijos discontinuos y están esperando un nuevo llamamiento.

Finalmente, otro aspecto a destacar durante 2022 es el fuerte crecimiento de la mortalidad de los contratos indefinidos. La reforma laboral, como se ha mencionado, ha forzado el crecimiento de este tipo de contratos. Pero en la medida en que no ha cambiado la estructura productiva, es natural que muchas empresas que tienen necesidades temporales o estacionales hayan despedido a sus trabajadores al terminar el período en el que eran necesarios, pese a que sus contratos fuesen indefinidos. Estos despidos se han hecho en muchos casos recurriendo a la figura de la ‘no superación del período de prueba’ (se han multiplicado por 6 respecto a 2021), lo que supone no tener que indemnizar al trabajador.

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