Los nuevos escenarios de volatilidad

Abordamos cómo las oscilaciones bruscas de las cotizaciones en los mercados financieros ya no se debe tan solo a los factores tradicionales

Los nuevos escenarios de volatilidad

La gran volatilidad sigue siendo entendida como los cambios frecuentes en los precios de un activo o de las cotizaciones globales dentro de un mercado financiero, y si es generalizada se traduce en un alto grado de riesgo e incertidumbre en la operativa bursátil, lo que a su vez puede tener repercusiones en el conjunto de la economía en caso de que la situación se prolongue en el tiempo.

Esta caracterización de la volatilidad no ha variado en el tiempo, resultando su presencia fácilmente detectable por inversores de cualquier perfil mínimamente experimentados, que pueden notarlo con un simple vistazo a la evolución de los índices más importantes. Una información que siempre tienen actualizada a tiempo real quienes hacen trading en España con Plus500 y otras plataformas de referencia similares.

Pero si la definición de volatilidad en lo esencial no ha cambiado desde su formulación originaria, no se puede afirmar lo mismo de los escenarios que la provocan, al haberse añadido nuevos detonantes a los tradicionales.

Volatilidad tradicional y nueva volatilidad

Históricamente, la volatilidad ha venido de la mano de ‘cisnes negros’ imprevistos como la quiebra de Lehman Brothers, el estallido de un conflicto como el de Ucrania, la irrupción de la pandemia o incluso de eventos singulares que no tenían por qué ser negativos, sin ir más lejos la llegada del sistema IA R1 de DeepSeek, una tecnología que representaba un salto adelante a efectos de eficiencia y optimización de recursos, cuyo aterrizaje provocó un escenario puntualmente volátil en la cotización de varias tecnológicas del Nasdaq, particularmente en lo que respecta a las acciones de Nvidia, el fabricante de chips líder con un modelo de negocio sobre el que podría sembrar dudas la llegada de esta nueva propuesta de inteligencia artificial.

En la actualidad, no hace falta que se produzcan grandes eventos inesperados para que se den oscilaciones bruscas en las cotizaciones, al haber irrumpido una volatilidad más banal, que no por poder surgir por un simple tuit o una mera publicación en Truth Social tiene menores efectos.

Las repercusiones de los vaivenes arancelarios

El mejor ejemplo de este nuevo escenario de inestabilidad lo tenemos en los anuncios y rectificaciones a cuenta de los aranceles, el gran foco de los primeros meses de la nueva administración estadounidense en el ámbito de la política económica.

Más allá de que la apuesta arancelaria no haya sido bien recibida por los mercados, lo cierto es que los principales índices han experimentado grandes oscilaciones con cada noticia al respecto, ya sea la amenaza vía redes sociales de su promulgación, las represalias y contramedidas con China, los vaivenes en torno a su congelación temporal, la paralización de la aplicación en los tribunales o el posterior levantamiento del veto.

Así, en el bautizado como ‘Liberation Day’, cuando el presidente Trump anunció aranceles del 10 % sobre todas las importaciones (más altas sobre China y la UE), las bolsas reaccionaron con fuertes descensos: el Nasdaq cayó 5,2 %, el S&P 500 un 4 % y el Dow Jones un 3,2 %. Mientras que el anuncio del 9 de abril de su suspensión temporal (excepto para China), provocó que los principales índices experimentasen una de sus mayores subidas en años: Nasdaq ganó un 12,16 % (la segunda mayor de su historia), S&P 500 un 9,5 % (la mayor diaria desde octubre de 2008) y el Dow subió un 7,87 %.

En cualquier caso, sin que las subidas finales lleven a engaños, lo cierto es que esta tendencia de anunciar aranceles agresivos y luego retroceder bajo la presión de los mercados generó un entorno de altísima incertidumbre para los inversores.

Volatilidad inducida por peleas a golpe de tuit

Todo el asunto arancelario entra en la caracterización de los nuevos escenarios de volatilidad que detectábamos, no tanto por la decisión de política económica en sí, que puede ser más o menos acertada, pero que en cualquier caso no resultaría una apuesta novedosa, sino por la forma en que esas decisiones se comunican y gestionan (el orden inverso que hemos puesto es el correcto). Hablamos de mensajes contradictorios, con anuncios repentinos y rectificaciones públicas que introducen una incertidumbre constante en los mercados, sin entrar a valorar el fondo de las medidas.

Lo que sí que es plenamente representativo de la nueva volatilidad a golpe de tuit es la famosa pelea pública entre Trump y Musk, al resultarlo tanto en el fondo como en la forma, por mucho que esta predomine por su espectacularidad sobre el contenido, como buen conflicto barroco.

El pugilato público a modo de intercambio de mensajes hostiles entre el presidente de la primera potencia mundial y el hombre más rico del mundo tuvo un efecto devastador en la cotización de Tesla, que el  5 de junio en plena escalada de la pelea experimentó una caída del 14 %, y una pérdida de valor de marcado estimada en 150.000 millones de dólares.

El mejor ejemplo de los nuevos escenarios de volatilidad de los que estamos hablando, y de cómo los movimientos bruscos en las cotizaciones ya no sobrevienen solo de cisnes negros que de repente irrumpen en el baile trastocándolo todo, por más que los hayamos avistado en abundancia durante estos últimos años.

Lo último en Economía

Últimas noticias