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La jugada de Fainé en Telefónica: CaixaBank saldrá del accionariado pese al movimiento de Criteria

Caixabank se marcha de Telefónica para evitar riesgos y fortalecer su capital

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Isidro Fainé, presidente de CriteriaCaixa, con Angel Simón.

El emblemático ejecutivo Isidro Fainé ha decidido mover ficha en Telefónica. CaixaBank dejará de estar presente en el accionariado de la compañía a corto plazo y por completo. Es la decisión adoptada por el Grupo y ya ha empezado a ejecutarse con determinación desde el lunes pasado, cuando su holding inversor Criteria adquirió un 2,31% de las acciones de la empresa –que había ido vendiendo paulatinamente la entidad financiera– hasta alcanzar un 5%. Tras la operación, el banco todavía posee un 2,5% de la operadora de telecomunicaciones -sumando el Grupo un total del 7,5%-, una participación de la que también está dispuesto desprenderse con cierta premura.

Criteria podría aprovechar esta circunstancia para aumentar en ese nivel su actual peso en la empresa que preside Álvarez-Pallete, aunque las fuentes consultadas por OKDIARIO dan por hecho que el grupo empresarial de La Caixa se quedará de momento con el actual 5%. El movimiento de La Caixa, inducido por el presidente de la Fundación, del holding Criteria y hombre fuerte desde hace décadas del Grupo, Isidro Fainé, obedece a varios motivos estratégicos.

Por un lado, se encamina en la dirección que los mercados exigen a las entidades financieras, en el sentido de que abandonen sus posiciones en el sector empresarial, una circunstancia que sólo puede provocar complicaciones ante la eventualidad de una crisis económica -éste fue el caso en España cuando se produjo la debacle del sector industrial a principios de la década de los ochenta, arrastrando con ella quiebras bancarias en cadena-. Y a ello se suma, con una influencia más que notable, la posición del Banco Central Europeo (BCE), que ve con suspicacia la presencia de las entidades financieras en las empresas.

La entidad que preside Christine Lagarde considera esta política peligrosa no sólo por los riesgos que se corren en caso de un cambio a peor del ciclo económico, sino porque también debilita el nivel de capital que la autoridad monetaria considera deseable para asegurar la solvencia de los bancos que vigila. De hecho, las participaciones industriales computan hasta en un 370% en los activos ponderados por riesgo, que son claves para determinar la ratio de capital de la banca –a diferencia de la deuda pública, que se considera una inversión segura, o de los créditos a empresas y familias, que tienen una penalización menor–.

La preocupación del BCE por este asunto incluso tiene otra derivada que ha sido puesta de manifiesto por el Banco de España. Su gobernador, Pablo Hernández de Cos, ha pedido al Ejecutivo de Sánchez que premie fiscalmente de alguna manera a las entidades financieras que hayan decidido reforzar su posición de capital a pesar de estar presionadas por el impuesto extraordinario sobre su margen establecido hace dos años, prorrogado en su vigencia hasta este ejercicio y actualmente en discusión sobre su eventual carácter permanente.

La decisión adoptada por Fainé tiene al mismo tiempo mucho que ver con la personalidad legendaria del directivo, siempre partidario de tener una posición influyente en la gestión de las empresas en las que invierte y de contribuir a «la españolidad» de estas compañías. No hay que olvidar que el movimiento accionarial del Grupo se produce apenas unos meses después de que STC Telecom, la empresa de telecomunicaciones saudí, comprase el 4,9% de Telefónica  y está a la espera de autorización gubernamental para llegar al 10%.

Esta incursión de un grupo árabe, hasta el momento insólita en una multinacional española tan relevante como Telefónica –en principio amistosa y sin interés por influir en la gestión–, desencadenó la reacción del Gobierno, que ha anunciado su disposición a alcanzar un 10% de la operadora: actualmente ya posee el 3% de las acciones después de una inversión de casi 700 millones.

José María Álvarez-Pallete.

Tras estos vaivenes, la decisión de Fainé, que será revalidado este viernes como consejero de Telefónica en su Junta de Accionistas, busca fortalecer la posición de Criteria de cara a la gestión de la compañía y representa, al mismo tiempo, un respaldo al presidente Álvarez-Pallete frente a la presencia de la saudí –que ahora aspira a tener dos puestos en el consejo de administración– y al desembarco del Gobierno de Sánchez, que no esconde su voluntad de aumentar el intervencionismo del poder político en el sector empresarial con el pretexto de defender lo que define como «compañías estratégicas para el país».

De este modo, Criteria, de la mano de Fainé y del nuevo consejero delegado, Ángel Simón, recupera su vocación tradicional de tomar posiciones importantes en compañías destacadas que puedan proporcionar un dividendo copioso –destinado a la obra social de la Fundación–, en lugar de hacer pequeñas operaciones de private equity para hacerse con participaciones reducidas en numerosas compañías, como ha sucedido durante el mandato del anterior ejecutivo Marcelino Armenter hasta enero de este año.

Al mismo tiempo, Fainé lanza un mensaje que viene muy bien a Álvarez Pallete: Telefónica sigue siendo una compañía muy apetitosa y atractiva, incluso a pesar de la presencia del Gobierno español –una circunstancia que no suele gustar a los inversores extranjeros–. Una señal que ya había enviado la operadora saudí STC al comunicar su intención de alcanzar hasta un 10% del capital.

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