Déficit público récord

El Gobierno presume de la confianza del mercado en la deuda española cuando el que la compra es el BCE

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María Jesús Montero, ministra de Hacienda, ha implementado la Tasa Tobin
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

El Gobierno ha presentado el mayor déficit público de la Historia, pero se permite presumir de «la confianza de los inversores en los activos españoles» gracias a la rebaja de los intereses que pagamos por la deuda. La realidad es que esa reducción se debe exclusivamente a las compras realizadas por el BCE y que, cuando estas disminuyan, España tendrá un serio problema para financiarse debido al vertiginoso ritmo de aumento de la deuda pública.

Como ha informado OKDIARIO, el BCE compró 150.000 millones de euros en deuda pública española en los últimos 12 meses (hasta febrero). Y lo que no compra directamente el banco central, lo adquieren los inversores con la garantía de que posteriormente se lo podrán revender o de que, al menos, esas ingentes compras mantendrán los tipos bajos y podrán ganar dinero (y con toda seguridad, no perderlo) con la operación. Eso es lo que ha permitido que España se financie al coste más bajo de su historia, con tipos negativos -es decir, los inversores pagan en vez de cobrar intereses por prestarnos dinero- en las letras y bonos con un plazo inferior a 7 años.

Pero la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, prefiere obviar esta circunstancia y achacar la caída del coste de la deuda a la confianza que, según ella, las políticas de su Gobierno generan en el merado: «El único capítulo de gasto que baja es el de los intereses de la deuda, que retrocede un 11,1%, hasta los 25.192 millones de euros, síntoma de la confianza de los inversores en los activos españoles».

Esta dependencia absoluta del BCE para financiarnos se explica por la decisión del emisor del euro de hacer todo lo necesario (siguiendo la famosa frase de Mario Draghi) para evitar el hundimiento de las economías europeas: «Con una crisis sanitaria de un calibre descomunal y un impacto económico también profundísimo hemos impedido que se reprodujera una debacle de la deuda que habría sido letal para la sostenibilidad de los países», asegura Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, en la entrevista exclusiva concedida a OKDIARIO.

Pero estas medidas excepcionales tienen fecha de caducidad: marzo de 2022, salvo que la situación económica siga siendo muy débil en el conjunto de la eurozona, algo que Guindos solo considera posible si continúan los problemas para avanzar en la vacunación. Si no es así, dentro de un año el BCE dejará de comprar estas cantidades de deuda al Estado español. Y entonces, sin esa red de seguridad, lo normal es que los inversores exijan unos intereses mucho más altos para comprar nuestros bonos, sobre todo con la deuda pública disparada y si Pedro Sánchez sigue sin tomar ninguna medida para reconducir el déficit público.

El mayor déficit de la Historia… y podía ser peor

Las cifras presentadas ayer no son precisamente para presumir. El déficit público alcanzó un estratosférico 10,97% del PIB debido al gasto excepcional y a la caída de ingresos provocados por la crisis del covid. También por la obligación de incluir como déficit 9.900 millones de pérdidas acumuladas de Sareb, el banco malo, casi un punto de PIB.

Y podría haber sido todavía peor -el objetivo del Ejecutivo era del 11,3%- de no ser porque los ingresos han caído menos de lo esperado; de hecho, Montero asegura que los del IRPF han subido un 1,2%. Montero lo achaca al efecto positivo de los ERTE y a las subidas del sueldo de los funcionarios y de las pensiones, que han «permitido que la recaudación de esta figura tributaria resista mejor la crisis».

Es decir, al ganar más (o mantener sus rentas en el caso de los ERTE), estas personas han pagado más IRPF y eso ha mejorado la recaudación. Pero tributan por una parte de lo ingresado, mientras que el resto engrosa el déficit público. Además, es pan para hoy y hambre para mañana: en la declaración de la renta de 2020, que se presenta ahora en 2021, va a registrarse un verdadero desplome de la recaudación.

Todo esto se traduce en un incremento de la deuda pública hasta el 117,1% del PIB en 2020, que en realidad superará el 120% con el efecto de Sareb. Y creciendo. Unas cifras que no generan precisamente confianza en el mercado, al contrario de lo que sostiene el Gobierno.

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