El Gobierno aprueba unos presupuestos para 2023 con una previsión fantasiosa de crecimiento del 2,1%
El Gobierno de Pedro Sánchez aprobará este martes el presupuesto del Estado para 2023 después de haber alcanzado un acuerdo con su socio Podemos. El proyecto de ley incluye, sin embargo, una previsión fantasiosa de crecimiento económico, que sitúa en el 2,1%. Esta previsión contrasta con la adelantada por la OCDE, que opina que llegará al 1,5% como máximo, y de la mayoría de los servicios de estudios de las instituciones del país, que incluso prevén aumentos del PIB más modestos que los organismos internacionales.
El proyecto de presupuestos se aprobará después de que Podemos haya aflojado sus presiones y accedido a que la nueva Ley de Vivienda que también prepara el Ejecutivo, y que ha sido uno de sus caballos de batalla, vea la luz a cambio de que sólo se establezca una limitación en el alquiler de viviendas, aparcando el resto de sus exigencias.
La vicepresidenta Nadia Calviño anunció ayer una revisión de sus estimaciones, de manera que la economía crecerá a juicio del Ejecutivo un 4,4% este año -una décima más- pero recortando seis décimas, hasta el 2,1%, sus cálculos para el próximo ejercicio. En un contexto de incertidumbre como el actual, las últimas previsiones de Consensus Forecasts, correspondientes al mes de septiembre, proyectan un crecimiento en España del 4,3% para 2022, estable respecto al mes de junio, y del 1,6% en 2023 (frente al 3% previsto en junio). El Instituto de Estudios Económicos (IEE), que forma parte de la patronal española CEOE, piensa que la economía apenas crecerá un 1,2%, el Banco Santander apuesta por un 1,4% y el BBVA por un 1,8%.
«Durante los próximos días vamos a ver una cascada de revisiones a la baja de todos los organismos, es casi seguro que ya en el cuarto trimestre del año se produzca una contracción del PIB, y es inevitable otra en el primer trimestre de 2023″, asegura Gregorio Izquierdo. Recientemente, Carlos Torres, presidente de BBVA, se manifestó públicamente en el mismo sentido. El Banco de España, que dirige Hernández de Cos, también prepara estos días una reordenación de todos sus cálculos sobre la marcha futura de la coyuntura.
La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), un organismo público, incluso piensa que la contracción económica podría ya haberse producido entre julio y septiembre y contempla un incremento de la actividad económica más bajo del 1,5% en 2023». Cuando el PIB se contrae durante dos trimestres consecutivos se considera que entramos en una recesión desde el punto de vista técnico.
Y es muy probable que el endurecimiento de la política monetaria, con subidas consecutivas de tipos de interés hasta entrado el año que viene, tenga la negativa consecuencia de deprimir aún más la actividad, hundiendo los ingresos fiscales -que ya no se verán beneficiados el año próximo del efecto estadístico de la inflación-, y encareciendo el coste de la deuda pública y la financiación general de la economía. Mientras la recaudación tributaria se va a ver mermada, el gasto público no tiene visos de aflojar tras el compromiso del Gobierno de revalorizar las pensiones según la inflación, o la propuesta de elevar intensamente el sueldo de los funcionarios, que sigue sin satisfacer a los empleados públicos y aboca a más protestas.
Según los expertos consultados, «es una pena que el Gobierno haga unas estimaciones presupuestarias que ya están superadas por la realidad. Del crecimiento económico previsto en los presupuestos depende la proyección de los ingresos y de los gastos, por lo que unas cuentas públicas fantasiosas nacen en la práctica muertas y están destinadas a ser corregidas ininterrumpidamente, alterando e induciendo a equivocación a los agentes económicos».