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Fluidra ultima su salida de Rusia mientras Putin prepara una ley para nacionalizar firmas que quieran irse

Fluidra rusia
Oficinas de Fluidra.

La compañía de equipamiento y soluciones conectadas para piscinas Fluidra, que actualmente cotiza en el Ibex 35, está negociando la venta de sus operaciones en Rusia para salir del país, mientras el régimen de Vladimir Putin está preparando una nueva ley para tomar el control de las operaciones de las empresas occidentales que decidan marcharse por la invasión de Ucrania.

Según fuentes cercanas a la compañía, Fluidra lleva buscando una vía de escape del país desde que estalló el conflicto el 24 de febrero y ya cuenta con un acuerdo preliminar con un «partner» con el que sigue conversando para venderle el negocio ruso, que representa menos del 1% de las ventas globales del grupo. En concreto, se trata de dos compañías locales que se dedican a la promoción de sus productos en ese país, indicaron las mismas fuentes.

La legislación que se está elaborando en Rusia tiene como principal objetivo frenar el éxodo sin precedentes de empresas que han optado por abandonar ese mercado, como McDonald’s, Starbucks o Exxon Mobil, en medio del temor a los riesgos reputacionales y en oposición a la guerra iniciada por el Ejército ruso en Ucrania. La norma podría estar en vigor en unas semanas y dotaría al Gobierno de competencia total para intervenir si ve una amenaza para el empleo o la industria de Rusia, lo que pondría trabas a los planes de las compañías foráneas de desvincularse del país rápidamente, a menos que estén dispuestas a asumir un impacto financiero considerable.

La ley facilita el nombramiento por parte del Gobierno ruso de administradores para empresas cuyos dueños extranjeros proceden de países «hostiles», en referencia a aquellos que han fijado sanciones económicas contra Rusia. Eso implica que las empresas de la Unión Europea y Estados Unidos que decidan abandonar el país están en riesgo, lo que hace que Fluidra esté en el ojo del huracán.

El administrador designado por el Estado podrá vender las operaciones confiscadas, mientras que sus antiguos propietarios tendrán vetado hacer negocios en Rusia. El proyecto de ley ya ha sido aprobado esta semana en la Duma, la Cámara Baja del Parlamento ruso, pero aún tiene que someterse a la Cámara Alta antes de que sea firmada por el presidente ruso, Vladimir Putin, para convertirse en ley. Ese proceso podría llevar varias semanas.

De acuerdo con la agencia Reuters, el fabricante de muebles IKEA, que había detenido todas sus operaciones en Rusia al igual que han hecho otras muchas empresas, ha señalado que está siguiendo de cerca la situación, mientras que el banco austriaco Raiffeisen dijo que está analizando todas las opciones, incluida una salida del país cuidadosamente gestionada.

Daño a la economía de Rusia

La economía rusa está sufriendo por las sanciones internacionales impuestas contra el país por la invasión de Ucrania. Cada vez se encuentra más aislada y se espera que se vea inmersa en una profunda recesión este año, con una contracción de hasta el 10%. Se estima que en el segundo trimestre la producción se desplomará en el país.

En un intento por redoblar la presión sobre Rusia tras atacar a Ucrania, Estados Unidos ha eliminado una exención temporal del Departamento del Tesoro que le permitía pagar a sus acreedores en dólares a pesar de las sanciones. Eso empuja a Rusia al impago de su deuda externa, que en total asciende a 40.000 millones de dólares, de los que este año debe pagar casi 2.000 millones en concepto de intereses o reembolsos.

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