La carrera para la vacuna

Este es el matrimonio turco de origen humilde que está detrás del éxito de la vacuna contra el covid

BioNTech
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Un matrimonio alemán de humildes orígenes turcos está detrás de la noticia de la vacuna contra el coronavirus, que ha sorprendido al mundo por una supuesta eficacia del 90%, hasta disparar la cotización de los mercados a nivel mundial. Ugur Sahin y Özlem Türezi son los fundadores de BionTech, la biotecnológica alemana aliada con el gigante farmacéutico Pfizer, que han dedicado sus vidas a usar el sistema inmunológico como un aliado contra el cáncer y que ahora conforman la doble figura detrás de un fármaco que ha elevado la esperanza a todo el planeta tras varios meses de pandemia, según ha informado Reuters.

De raíces humildes e hijo de un inmigrante turco trabajador de una fábrica de Ford en Colonia, el director ejecutivo de BioNTech, Ugur Sahin figura ahora entre los 100 alemanes más ricos del mundo, junto a su esposa y miembro de la junta directiva Özlem Türeci, de 53 años, según el semanario Welt am Sonntag. El valor de mercado de BioNTech, que la pareja fundó y cotiza actualmente en el Nasdaq, se había disparado a 21.000 millones de dólares (más de 17.700 millones de euros) al cierre del viernes, desde los 4.600 millones de dólares (cerca de 3.900 millones de euros) de hace un año.

«A pesar de sus logros, Sahin nunca dejó de ser increíblemente humilde y agradable», dice Matthias Kromayer, miembro de la junta de la firma de capital de riesgo MIG AG, cuyos fondos han respaldado a BioNTech desde sus inicios en el año 2008 y da una imagen cercana de Sahin, del que dice que solía ir a las reuniones de negocios usando vaqueros, mochila y llevando su casco de bicicleta.

En su persecución tenaz para lograr su sueño de la infancia de estudiar medicina y convertirse en doctor, Sahin trabajó en hospitales universitarios en Colonia y en la ciudad de Hamburgo, donde conoció a Türeci durante su carrera académica temprana. La investigación médica y la oncología se convirtieron en una pasión compartida. Türeci, hija de un médico turco que había emigrado a Alemania, asegura que la pasión por el trabajo hizo que ambos se dejaran un hueco el día de su boda para dedicarse al trabajo de laboratorio.

Pasión por la investigación médica

Juntos se centraron en el sistema inmunológico como un aliado potencial en la lucha contra el cáncer y trataron de abordar la estructura genética única de cada tumor. La vida como emprendedores comenzó en 2001 cuando establecieron Ganymed Pharmaceuticals para desarrollar anticuerpos que combaten el cáncer, pero Sahin, para entonces profesor en la Universidad de Mainz, nunca abandonó la investigación académica y la enseñanza.

Obtuvieron fondos de MIG AG, así como de Thomas y Andreas Struengmann, quienes vendieron su negocio de medicamentos genéricos Hexal a Novartis en 2005. Esa empresa se vendió a la japonesa Astellas en 2016 por hasta 1.400 millones de dólares. Para entonces, el equipo detrás de Ganymed ya estaba ocupado construyendo BioNTech, fundada en 2008, para buscar una gama mucho más amplia de herramientas de inmunoterapia contra el cáncer. Eso incluía ARNm, un sustancia mensajera versátil para enviar instrucciones genéticas a las células.

La alianza con Pfizer

La historia de BioNTech dio un giro en enero, cuando Sahin se encontró con un artículo científico sobre un nuevo brote de coronavirus en la ciudad china de Wuhan y le sorprendió lo pequeño que era el paso desde medicamentos de ARNm contra el cáncer hasta vacunas virales basadas en ARNm. Rápidamente, la compañía del sector farmacéutico mando a unos 500 empleados a trabajar en varios compuestos posibles y logró ganarse al gigante farmacéutico Pfizer y al farmacéutico chino Fosun como socios en marzo.

Pfizer ha adelantado 185 millones de dólares para el desarrollo de la vacuna y pagará otros 563 millones cuando el desarrollo se complete. BioNTech firmó también un acuerdo menor con la china Fosun Pharma.

«Una persona modesta y humilde»

Matthias Theobald, un colega profesor de oncología en la Universidad de Mainz que ha trabajado con Sahin durante 20 años, dijo que su discreción oculta una ambición implacable de transformar la medicina, ejemplificada por el salto de fe para obtener una vacuna contra el coronavirus. «Es una persona muy modesta y humilde. Las apariencias significan poco para él. Pero él quiere crear las estructuras que le permitan realizar sus visiones y ahí es donde sus aspiraciones están lejos de ser modestas», dijo Theobald.

Sahin aseguraba este lunes que la lectura equivalía a una «tasa de éxito extraordinaria», pero que no sabía a principios de año qué la tarea sería tan difícil en general. «Ciertamente no es algo que uno fácilmente pueda expresar como científico serio, pero estuvo dentro del dominio de las posibilidades desde el principio», matizó.

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