Escrivá crea una oficina ‘woke’ en el Banco de España y lo llena de cintas LGTBI
El nuevo gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, centró el discurso de su toma de posesión, celebrada este martes, en la independencia de la institución respecto al poder político para tratar de lavar su pecado original de pasar del Gobierno a este cargo sin solución de continuidad. Sin embargo, las primeras decisiones de Escrivá se alinean con algunos de los pilares de la política del Ejecutivo que acaba de abandonar: la ideología woke y la promoción del colectivo LGTBI.
En cuanto al primer punto, se va a traducir en la creación de una «Oficina ambiental, social y de gobernanza» dentro del Banco de España, que será transversal -afectará al resto de departamentos- y estará bajo el mando de la subgobernadora, Soledad Núñez.
Esta oficina pretende atender a los criterios ESG (medio ambiente, sociedad y gobernanza, por sus siglas en inglés) que se pusieron de moda en el mundo de la inversión hace unos años pero que ya están de capa caída porque se han convertido en una mera herramienta de marketing: el llamado greenwashing o ecopostureo.
Por tanto, Escrivá llega tarde a esta moda woke. Además, parece que tiene muy poco sentido crear una oficina para controlar estas cuestiones en el Banco de España: su impacto en el medio ambiente es mínimo (quizá eliminará el papel o apagará la mitad de las luces), su aportación a la sociedad es la que tiene definida en sus funciones -salvaguardar la estabilidad del sistema financiero- y la gobernanza de la institución depende exclusivamente de él.
Aparte de la oficina woke, los trabajadores del Banco de España recibieron ayer a los invitados a la toma de posesión con unas llamativas cintas con los colores arco iris en apoyo del colectivo LGTBI para sujetar sus tarjetas identificativas, una novedad introducida por Escrivá en el palacio de Cibeles. Los asistentes, en cambio, portaron sus acreditaciones con cintas negras.
Torres y Oliu
Todo el mundo financiero español asistió a la toma de posesión de Escrivá: los presidentes del Santander (Ana Botín), BBVA (Carlos Torres), CaixaBank (José Ignacio Goirigolzarri), Sabadell (Josep Oliu), Unicaja (José Sevilla), Ibercaja (Francisco Serrano), Kutxabank (Antón Arriola) y Abanca (Juan Carlos Escotet); la presidenta de la AEB, Alejandra Kindelán; el director general de la CECA, José María Méndez; el presidente de la CNMV, Rodrigo Buenaventura; la de la CNMC, Cani Fernández; la del Consejo de Estado, Carmen Calvo; el ministro de Justicia y Presidencia, Félix Bolaños; así como la subgobernadora saliente -Margarita Delgado- y la entrante -Soledad Núñez-.
La ausencia más llamativa fue la del ministro Carlos Cuerpo, cuya enemistad con Escrivá es conocida y quedó en evidencia en la defensa que hizo de su nombramiento en el Congreso. Cuerpo tenía la excusa de su comparecencia en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros para presentar el nuevo cuadro macroeconómico del Gobierno.
El encuentro permitió que Carlos Torres y Josep Oliu, enfrentados encarnizadamente por la OPA hostil del BBVA sobre el Sabadell, departieran de forma aparentemente distendida. Ambos se lanzaron sobre Bolaños, ya que la actitud del Gobierno -de momento, negativa- será decisiva para el resultado de la operación. En el caso del catalán, su conversación con el ministro contó con el refuerzo de David Vegara, ex secretario de Estado con Zapatero y actual consejero del Sabadell.