¿Cuándo es preferible una hipoteca fija o variable?

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Viviendas nuevas en venta en una promoción en Madrid. (Foto: EFE)

Hacer frente a los pagos de una hipoteca es una de las decisiones más importantes que debe asumir todo empresario o particular. Es muy extraño encontrar quien disponga en líquido el importe necesario para tal adquisición, de aquí que lo más habitual sea que se financie de esta forma. Entre las distintas opciones que ofrecen las entidades financieras, podremos encontrar las siguientes fijaciones de tipos de interés:

  • Tipo fijo: se marca un interés que será igual para toda la duración de la hipoteca. Su principal ventaja es que la persona sabe con total seguridad cuál será la cantidad que deberá afrontar cada mes, ya que ésta no dependerá de los cambios que sufra el Euríbor. Por lo tanto, permite planificar de una forma más segura la actividad. Por otro, en caso de intereses bajos, se estará haciendo frente a una cantidad mayor que la que marcaría en aquel momento el mercado.
  • Tipo variable: se marca un tipo de interés relacionado con la evolución del Euríbor. Es decir, por ejemplo, se marca que el interés a pagar será del 1,25%+Euríbor. Por lo tanto, cada año, cuando se marque la revisión de la cuota, el importe mensual a afrontar será distinto. La ventaja es que, en periodos de Euríbor bajo, como la actual, hay una reducción importante de la cantidad a pagar. Por el contrario, en periodos en los cuales el Euríbor se encuentra en valores más altos, el importe crece.
  • Tipo mixto: hay una mezcla de los dos anteriores: durante un periodo determinado se marca un tipo fijo y por el restante uno variable.

¿Qué tipo elegir?

Para aquellas personas que tienen más aversión al riesgo, el tipo más adecuado es el fijo, ya que se cuenta con la seguridad de saber el gasto a afrontar cada mes. Desde un punto de vista de la empresa, es adecuado porque permite diseñar con mucha más fiabilidad las estrategias a medio y a largo plazo y determinar la rentabilidad de las inversiones.

Por el contrario, hay quien, en la actual situación de tipos bajos, recomienda la opción variable para así aprovecharlo. Ahora bien, esta opción entraña algunos riesgos: el primero, obviamente, que nos podemos hacer una idea equivocada sobre los gastos futuros. Estamos en un periodo excepcional. Nunca habíamos visto los tipos de interés a unos niveles tan bajos.

Por lo tanto, lo normal es que, tarde o temprano, suban hasta valores más habituales. Además, las entidades financieras, para protegerse de estos tipos bajos, han incrementado el interés de este tipo de hipotecas. Así, por ejemplo, si en épocas de tipos altos podíamos ver hipotecas del Euríbor+0,45%, ahora mismo es complicado encontrar alguna que ofrezca por debajo del Euríbor+1%. ¿Qué significa esto? Que una pequeña subida del Euríbor afecta en proporción de una forma más acusada que antes.

Referente al tipo mixto, lo habitual es que ofrezcan para los primeros años un fijo y para los últimos un variable. Ello sucede por la perspectiva de subida de intereses, hecho que supondría un mayor coste para el cliente. No encontraremos, seguramente, una hipoteca en el mercado que ofrezca ahora un tipo variable y para un futuro uno de fijo.

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