Las consecuencias más importantes del fin del programa de estímulos del BCE

Las consecuencias más importantes del fin del programa de estímulos del BCE
Mario Draghi (BCE) y Jean-Claude Juncker (CE) en el última cumbre del año la semana pasada (Foto: UE)

Este jueves, el Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado que el programa de expansión cuantitativa (QE) finalizará en el mes de diciembre, lo que supone el principio del fin de la política monetaria ultra acomodaticia en el Viejo Continente. Pero, ¿qué consecuencias tiene esto para la economía?

El BCE empezó a comprar activos de los bancos comerciales en marzo de 2015 como parte de sus medidas de política económica no convencionales. Desde esa fecha, cuando comenzó el QE, el banco central lleva acumulados 2,26 billones de euros en compras de activos, sobre todo deuda soberana y corporativa.

La ingente cantidad de dinero inyectada en deuda pública provocó una caída –artificial– de la rentabilidad de los bonos soberanos, por lo que los inversores buscaron otros activos con mayor atractivo. Esto generó un repunte en los mercados de deuda corporativa y de renta variable.

El punto final de este programa de compra de deuda tendrá consecuencias directas en la economía. El primero será el incremento de la rentabilidad de los bonos de los países más frágiles, como pueden ser los de la periferia de Europa (Italia, Portugal o España, entre otros).

Gracias a este programa de compra de deuda tanto soberana como de empresas, las grandes compañías y los estados han podido financiarse hasta ahora a un coste reducido a costa de los ciudadanos. Esto ha supuesto un incentivo a seguir endeudándose y a continuar incurriendo en déficit público, por lo que en el nuevo escenario los gobiernos deberán apretarse el cinturón.

Esa manipulación del mercado de renta fija ha alimentado la creación de una nueva burbuja que ahora es difícil pinchar. En Estados Unidos el repliegue ya está en marcha gracias a las subidas de tipos de la Reserva Federal y a la intención de reducir su balance, pero en Europa la retirada de estímulos va con más retraso. De hecho, Draghi se ha comprometido este jueves a no subir los tipos hasta después del verano de 2019.

Aunque aún falte más de un año, la retirada de estímulos acabará dando lugar a un incremento en los tipos de interés, lo cuál mejorará los estrechos márgenes del sector bancario. Y es que el negocio bancario tradicional se basa en pedir prestado a corto para dejar luego ese dinero a largo plazo, beneficiándose de los diferenciales de tipos.

El fin de los estímulos por parte del BCE hará que los bancos apuesten por prestar dinero de sus reservas y provocará una caída del precio de los activos (sobre todo renta variable y bonos). Además, el euríbor subirá a largo plazo, por lo que las cuotas mensuales de las hipotecas subirán.

Como consecuencia de este cambio de política monetaria, algunas burbujas generadas por la barra libre de crédito que ha habido hasta ahora pincharán y aquellos inversores que habían puesto sus ahorros en ellos se verán perjudicados. La financiación por parte de los bancos a las empresas y a las familias se mantendrá, pero los intereses subirán.

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